domingo, 26 de junio de 2016

A/salto de río

       río
del
         corazón
         al
         limo
                        del
         salto
Raúl Renán (A/salto de río, pág. 12)

A/salto de río (Agonía del Salmón) ([2005] 2012, VersodestierrO) es uno de los recientes poemarios de Raúl Renán (1928-2017). Además de reflexionar profundamente sobre el sentido inverso de la vida, que es el morir, continúa innovando con las formas poéticas, siempre mediante la brevedad y un lenguaje sonoro y polisemántico.

            Que VersodestierrO reedite esta obra es en sí una metáfora de los accidentes geo/gráficos que sortea quien escribe, ya sea un poeta que vuelve del camino o apenas lo empieza (como vemos en la habitual presencia de la editorial de Adriana Tafoya en este blog). A/salto de río es un libro que se lee de abajo a arriba. A contracorriente, zigzagueando o escurridizas fluyen las palabras que describen el viaje de regreso de un salmón que va a morir donde se reprodujo. La poesía permite que esos mismos términos sugieran al tiempo un retrato filosófico y humano.
            Las ilustraciones de Arturo Terán nos muestran un pez (que no un pescado: nuestro idioma distingue esta libertad/ prisión animal, según nos dice Pacheco en su poema «Live bait»). Este pez es blanco y tiene escamas negras, aunque podría ser al revés. Trata de morderse la cola, pero una pluma azul le atraviesa el lomo (que podría venderse a 10 euros el kilo). Su sangre-tinta es roja. La imagen de cubierta complementa el texto de Renán. Terán continúa esta técnica entre versos monosilábicos que bordean y chocan contra rocas. En la obra de Renán vemos parte de los enigmas que plantea su discípulo Daniel Téllez.


            Veamos qué dicen de este libro-objeto de Renán. Para Javier Moro Hernández en La estantería, estamos ante una «poesía agitada, de versos cortos, agiles [sic], creadores de la sensación de ir a contracorriente (justo como lo hace la buena poesía)». Por otro lado, Gloria Vergara publica en Agathos un ensayo que estudia la obra de Renán a partir de las ideas de Gaston Bachelard. Por su parte, Norma Salazar recoge y comenta A/salto de río en el Periódico de Poesía de la UNAM, jugando oportunamente con el término salmón y salmo «en forma de un rezo de 35 oraciones». Óscar de la Borbolla lee de forma más conjunta al yucateco en Círculo de Poesía, concluyendo igualmente que «el alter ego del poeta, hace un viaje de regreso hacia el origen, hacia el comienzo» y mostrando que continúan los rites de passage (separación, iniciación y retorno) de Arnold van Gennep en la poesía mexicana contemporánea. La reseña más completa es de Saúl Ordóñez. Aparece en su blog «Esto no es literatura» y en el de «Crítica VersodestierrO». Para Ordóñez:

la característica que más resalta de A/salto de río, es que está escrito para ser leído de abajo hacia arriba; así, es una gran figura retórica que representa el nado, el salto del salmón corriente arriba; pero, también, desnaturaliza el lenguaje, al romper la convención, muestra su carácter convencional, de entrada, exige un esfuerzo mayor en la lectura.

Asimismo, Ordóñez recupera la presencia que tiene el salmón en la tradición literaria, destacando a Ted Hughes. Más próximo al contexto de Renán se encuentra José Emilio Pacheco y su «Rap del salmón», en Como la lluvia (2009), cuyos primeros pareados son: «Vuelvo a la poza en que nací/ Y tengo al mundo contra mí»; terminando en una sentencia ecológica y metapoética: «Lo más terrible es que aún me toca/ Ser la comida que entra en tu boca».
            Y es que, dice Renán en el XXXII salmo (cfr. 50) de A/salto de río (recuerden, léase de abajo a arriba) que estamos, más que ante una teofanía, ante una agonía:

Págs. 24-25
                               huevecillos
               hijitos
                               adiós
crepitante
               sartén
una
               en
                               agobio
               mi
descansará
               desbocados
agua
               de
               trozos
               entre
                               viaje
               agobiante
               un
                               de
                               después

               XXXII


Con estas líneas no pretendemos aconsejar nada. Sin embargo, haremos una excepción: traten de conseguir la edición de VersodestierrO y no recurran a la versión digital de El Cálamo, ya que se pierde el sentido y se congela la carne, aunque sin puntuación y con una plurisignificación desbordante, el sentido contrario no tiene por qué ser erróneo.

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