es la Belleza? /
José Vicente Anaya (pág. 57)
José Vicente Anaya (1947) integra el Archivo Negro de la Poesía Mexicana (Malpaís,
2015) con Híkuri (1978): una colocación deslocada de la poesía que hay más allá.
Alejandro Palma y Gustavio Osorio de
Ita (Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea - BUAP) prologan la obra infrarrealista atendiendo al
contexto contracultural de los años sesenta y setenta, a las referencias
literarias, a la filosofía subyacente, a las distintas ediciones, al libro de
culto, a la poesía etnográfica (que no etnopoesía), al viaje y al doppelgänger de Híkuri como corriente que más recientemente se desarrolla y fija en
la poesía mexicana contemporánea.
Híkuri es un poema maldito por la temática: la visión
poética a partir del uso de un agente psicotrópico; por la forma: una
alteración de la escritura a partir de una manifestación oral de la voz poética;
por la situación de enunciación: un sujeto arrinconado en las lindes de aquello
que la máquina social del capitalismo ha querido olvidar. Esto es lo que ha
convertido a Híkuri en un poema de
culto entre la sociedad contemporánea que gusta de vivir momentos de desahogo
ante su imposible realidad (26).
Los recursos
tipográficos y expresivos a los que aluden Palma y Osorio muestran el particular
oficio poético de Anaya: «su labor es la continuación del todo que es la Poesía»
(39). El mérito de los críticos, en este caso, es dar una visión distinta a la
habitual relación intertextual con Viaje al país de los tarahumaras (1945) de Antonin Artaud. Antes de comentar muy brevemente algunos pasajes del
poemario, cabe destacar que Híkuri se
escribió en 1978 (quizá, de ese modo, impersonal) pero no empezó a publicarse y
a editarse hasta 1987 «casi por casualidad», como afirma su autor.
Para entender al poeta chihuahuense
es fundamental la entrevista que Iván Cruz (editor de Malpaís) le realizó hace casi
diez años,
tal como comenta en «Una estampa de perfil para José Vicente Anaya».
El infrarrealismo no solo estuvo representado por Roberto Bolaño y Mario
Santiago Papasquiaro. En Círculo de Poesía,
Gilberto Lastra Guerrero firma un exhaustivo ensayo al respecto: «Híkuri: la
raíz tiempo Los días del pasado remotamente presente». Por su parte, Roberto
Ponce publica en Proceso una reciente revisión de la presencia periférica de los versos malditos de
Anaya. Fernando Salazar Torres acaba de escribir «Híkuri, conversión cósmico o meditación del cráneo roto» en Marcapiel.
¿Qué significa híkuri? Es un
concepto religioso de los wixarica
(huicholes) que alude a la conversión espiritual entre lo terrenal y lo divino.
En español es conocido como peyote por la palabra náhuatl peyotl. Se asocia al famoso hongo alucinógeno del desierto de San
Luis Potosí. La obra de Anaya que comentamos es producto de dicho ritual: «Híkuri surge como una apuesta hacia
otras maneras de acceder al conocimiento, en este caso a partir de la ingesta
de la cabeza de un cactus» (21).
La obra que reedita Malpaís se
acerca a distintos lenguajes, visuales y prehispánicos:
Rayena norawa
bukérema /
Iwigátima
chavochi mukuwáame orama /
Híkuri ku´wima
----------- Híkuri norawa /
[Arajuco----------Arajuco
(63)
Anaya plantea
una serie de reflexiones que podríamos asociar a las artes poéticas, dentro
obviamente de la metáfora alterna pero constante que sigue un poema sobre el inconsciente
de las personas que habitan a una sociedad individual y en movimiento:
o i i
los
triángulos s n s n f n
(86)
Brevísimas
sentencias (como el leitmotiv «¿Qué
ves/ en el lugar que pisa tu cabeza?...») dividen grupos estróficos que
evolucionan hasta la confesión alterna del autor-personaje de la obra:
/ soy nómada /
no construyo polvo asfixiante
pirámides o rascacielos
MEDITACIÓN DEL CRÁNEO ROTO
lo que escribo en el aire
vale más / por eso escribo aquí /
y aún me deshago de esta poética
en trizas de holocausto
que a nadie pertenece /
yo me daré un premio literario
por lo que nunca escribo ¡palabras!
¡cinismo carcajeante!
las ciencias tienen razón
¿de qué me sirve? -------
la otra mitad que soy no existe
la otra mitad que existe no soy
Pág. 71 |
me largo en el próximo tren desconocido
¿y... de nuevo? (115-116)
La desolación de
la esperanza, el tono catastrofista de Anaya y la idea de escribir en el cielo
conectan con los proyectos poético-escriturales que llevó a cabo Raúl Zurita,
por ejemplo, en el cielo de Nueva York el 2 de junio de 1982. En Anaya, sin
embargo, hay más desolación que esperanza. En mi opinión, prima la idea del
eterno retorno.
Híkuri
está presente en cada recital de José Vicente Anaya. Es una obra distinta y no
tan distante. Malpaís, Palma y Osorio ofrecen una nueva mirada crítica. En enero de 2017, Iván Cruz Osorio (editor de Malpaís) publicó una «estampa de perfil en su 70 aniversario» en la revista Primera página.
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