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vida
Dolores Dorantes
La de Dolores Dorantes (Córdoba, Veracruz,
1973) es la historia de una poeta mexicana que tuvo que irse de su país por las
amenazas que recibió debido a su compromiso social, feminista, y a su labor
como periodista. Sus libros Poemas para
niños (El Tucán de Virginia, 1999), Estilo
(Mano Santa, 2011), Querida fábrica (Conaculta/
Práctica Mortal, 2012) e Intervenir (Ugly
Duckling Presse, 2015) están disponibles en el Archivo de Poesía Mexa. Además, los
poemarios SexoPUROsexoVELOZ (Lápsus/
Oráculo, 2004) y Septiembre (Kenning
Editions, 2007), inéditos en México, se pueden descargar en el blog de la autora: D o l o r e s D o r a
n t e s[1].
Podemos encontrar poemas suyos en el portal que le dedica Jorge Campos en Vórtice o Las afinidades electivas / las elecciones afectivas.
En 2011, como decíamos, tuvo que cerrar el que era su blog
por «amenazas de muerte y persecución». Una de las pocas reseñas de su obra es
de Daniel Bencomo, en revista Crítica, donde destaca «la relación del poema con la polis −ciudad,
Estado−; la relación del poema con la producción del poema y con la producción
fabril; la posibilidad de lo erótico en el cuerpo lírico, en el cuerpo vivo, en
el cuerpo muerto» de la poeta que se tiene que alejar de su entorno precisamente
porque no lo desatiende en su escritura.
Poemas
para niños (1999) no tienen por qué ser poemas para niños; o, al menos,
solo para ellos. Los juegos verbales, simpáticos en su forma, encierran un
quebranto que crece con el peso autobiográfico. Así dice «En el fondo rojo del
pájaro que fue»:
DOLOR ---es el nombre
ellos
en estrelladas sombras crecen
imantados desde ahí
desde el dolor
desde el nombre
En juego
la carne y corazón de almaepidermis (7)
SexoPUROsexoVELOZ
(2004) es un canto a la boca erótica que atrae por su humedad y sirve para
exteriorizarnos. En este sentido las referencias a Rulfo despliegan el
escenario urbano que, como en Quirarte, amamanta y devora. Las cursivas y los
versos sangrados transmiten un vaivén a la deriva:
Mi boca
es el único
refugio de
tu
boca (23)
En 2007 Septiembre se integra a una nueva
edición de SexoPUROsexoVELOZ. No
tenemos más datos debido a que buena parte de los textos que ofrece la autora en su blog y en el Archivo de Poesía Mexa son manuscritos
todavía sin depósito legal o colofón. El reencuentro iluminará la letra que
oscurece el lenguaje: «(Lo que me sobra
es sombra) / Abre / la compuerta de sol / para que vengas» (46).
Estilo
(2011) arranca con el significado que tiene la palabra que da título al
poemario: «En Botánica, el estilo de una flor de angiosperma es la prolongación
del ovario al final de la cual aparece el estigma. El estilo no contiene
óvulos, quedando éstos restringidos a la región del gineceo llamada ovario.
Modo de expresión básico y distintivo» (9). Del mismo modo, la cubierta refleja
la relación entre la planta y las mujeres perseguidas en las fronteras. Así
pues, estamos ya ante la primera obra de Dorantes en la que explícitamente
reivindica la igualdad y la fuerza de la mujer para resolver los conflictos que
ella misma sufría en ese año en que tuvo que cerrar su blog por las amenazas y
las persecuciones, preludio de su viaje a EUA. El Archivo de Poesía Mexa recoge el
manuscrito, por lo que seguiremos la edición de Issuu para destacar especialmente el feminismo de
Dorantes. Cada una de las tres partes del poemario comienza con una reflexión
sobre el significado que tiene el estilo en la voz poética que se desangra y
que se dirige a la primera fuerza de mando del país (ahora vecino). Como Gaëlle Le Calvez,
Dolores Dorantes escribe desde fuera, pero no se siente ajena a lo que sigue
siendo suyo, su territorio. De ello reflexiona en Tierra Adentro. Por nuestra parte, hace unos meses estudiamos el
caso de Dorantes en la V edición Investigación en Femenino de la Universidad de
Alicante. Cabed estacar la labor de la editorial de Jorge
Esquinca, Mano Santa, para difundir el trabajo de poetas al margen físico, que
no intelectual o crítico, ya que Dorantes forma parte, por ejemplo, de las recientes
antologías El manantial latente
(2002) o México 20 (2016).
Querida
fábrica (2012) es una epístola que continúa el pesimismo y el dolor de
Estilo, pero ahora con un tono más calmado, más racional que pasional. El
referente sigue siendo la presidencia que permite y causa la violencia sufrida por la poeta en el marco autobiográfico; pero ahora la figura del lector cobra
importancia. El poema persigue el compromiso y la dimensión social: «Produzco
lo que soy: lluvia de ceniza, nieve de
plomo, cuerpo de metal» (19). Vemos el odio, no a los criminales que
directamente la amenazan, sino al sistema corrupto que preside el responsable
de la situación de miles de personas como ella: «Y es el país de mi primer
recuerdo el que me orilla a odiarte» (33). Además de la metáfora de la fábrica
que gesta en su interior el mal foráneo, Dorantes se pone en la piel de quienes
trabajan la industria en las fronteras entre el país latino y el estadounidense,
tal como vimos en la primera parte de Bitácora de mujeres extrañas, de Esther M.García.
Por último, es muy esclarecedora la
edición bilingüe de Intervenir (2015)
que Dolores Dorantes firma con Rodrigo Flores Sánchez, contemporáneo a la
autora de Estilo y de quien
hablaremos la próxima semana. Los poemas, con ese reforzado desdoblamiento del
sujeto poético, son más sólidos y autónomos que en los libros anteriores, cuya
idea era la escritura desde el otro
lugar. El texto en inglés (traducido por Jen Hofer), junto al original en
español, muestra la separación blanca, invisible, testimonial, que la poesía
permite truncar mediante la expresión verbal:
Patria Homeland
territorio territory
independencia independence
amor love
[...] (14) [...]
(15)
El amor y la
negación de la escritura, cuyo oficio debería desaparecer, según Intervenir, desemboca en textos que se
distribuyen en la página formando distintas estructuras laberínticas que juegan
con el significado de la flor más repetida: lobelia; tan presente como el
argentino Héctor Viel Temperley. Este último poemario de 2015 termina con unas
aclaraciones de la traductora llamadas «Intervenciones», por lo que recuerda a
las de Alejandro Albarrán. Sin embargo, en Dorantes y su traductor la tachadura
no impide significados sino que los amplía en boca de distintos autores
lectores: «Tú (escritxr del original) me dices (escritxr de la traducción) qué
escribir» (176). La frontera entonces también conlleva una nueva lectura.
Dorantes supone, pues, un pilar
fundamental para entender la dimensión social en la poesía mexicana. La poeta,
obligada a irse de su país natal, muestra en su obra el dolor que causa esta
dictadura encubierta e indemne. Ahora bien, la autora de Poemas para niños no se monta en la tragedia y elige una expresión
tan sincera como serena para evidenciar las carencias de un sistema que la
poesía aún puede rechazar. Estamos ante un ejemplo del feminismo en la poesía mexicana contemporánea, según lo vimos en Bitácora de vuelos y en Mitologías Hoy.
[1] Llama la atención la disposición
de las letras de su nombre, que es el del blog: separadas levemente, omitiendo
la tabulación antes del apellido y conservando la mayúscula, erguida, frente a
unos huecos que son las encías que sangran entre dientes aún con fuerza en la
raíz. Con esta interpretación personal no queremos más que seguir el tono y la
lucha de la poeta frente al temor que es terror incompleto.
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