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La parte peligrosa de la cura es su lenguaje.
Daniela
Camacho
Daniela Camacho (Culiacán,
Sinaloa, 1980) es autora del poemario [imperia]
(Fundación editorial el perro y la rana, 2013), entre otros muchos. También
publicó, junto al creador audiovisual Christian Becerra, el libro Carcinoma (Colección Libros de Artista, 2014).
En lo que sigue, hablaremos de estos dos materiales que nos ofrece el Archivo de Poesía Mexa.
Son numerosísimos los espacios
digitales que cuentan con la obra o las lecturas de la sinaloense. Desde La Otra, Círculo de Poesía, Internatural,
Otro páramo, Soma o el
propio blog de la autora,
alrededor de 2010, a las revistas El Humo,
Liberoamérica,
Uno y Cero, Buenos Aires Poetry, Mis desastres naturales o el blog de Laura Giordani, más recientemente.
Su poemario [imperia] (2013) vio la luz en Venezuela, país donde se viene
apostando fuerte por la poesía, especialmente por la mexicana; tal como también
lo muestra la revista Letralia. Una estructura tripartita («el
aislamiento de los cuerpos puros», «islísima» y «morir de paraíso»), a) b) c)…, ordena las visiones de la enfermedad, rito de paso para la muerte que hay en la
vida. Cuerpos, dolencia y dimensiones alternas se suceden en el lenguaje que no
respeta el caos regido. Daniela Camacho parece el correlato mexicano de Alba Ceres (Nápoles,
1986) en España. Ambas hablan del cáncer, tienen influencias orientales, huyen
de la mayúscula tras el punto que sutura destellos ágiles al verbo como fuerza
sensitiva. Cómo nombrar lo que envuelve al daño: «alquil sulfonatos: busulfan
triazinas: dacarbazina temozolomida etileniminas: […]» (24); altazorianamente.
La puesta en escena del verso sobre la página, se quiebra y se extiende como las
formas de Rocío Cerón en su Imperio (2009). El
espacio se concreta en un superlativo con fecha capicúa. El tiempo empieza en
bucle en «una ciudad amamantada por la luz, un archipiélago, la adquisición de
mi lenguaje aún en ciernes. // la
acústica de los elementos presagia una catástrofe» (45). La prosa de
Camacho encierra múltiples y sugerentes lecturas que hay que revisar. Que
sirvan estas líneas como una invitación a ello.
Carcinoma
(2014) es el tumor maligno que se deriva de las paredes de las células. Los
poemas se integran de los pequeños fragmentos que sobrevivieron para matar. Así
dice el texto que abre el libro ilustrado por Becerra:
PRINCIPIA:
Alteración y abultamiento.
La mano ajena retrocede con espanto.
Así dejó de existir la caricia.
Primera sospecha
(los tumores
suelen ser benignos).
Corregir.
Completamente ida, la mente
toca lo que él, o ella, o eso
ha comenzado a destruir (6-7).
Y es que «La
enfermedad odia el desorden. Sus amenazas / ilegibles» (8). El ritmo versal de
Camacho se introduce en el lenguaje de la experiencia cual bisturí que precede
a los puntos o las grapas que cicatrizan para luego ser reabiertas y cerrar y abrir la herida que no sanas: poesía; «Pero
abre los ojos. Afila tu espada. Mira a tu melliza / interior deshacer con gracia este peligro» (9).
Hace unos meses, la imparable revista Oculta
entrevistó a la poeta y traductora. Darío Zalgade le plantea algunos temas que
explican su poética. Por ejemplo:
Te comentaba hace
poco que uno de los rasgos que más me llamaban la atención en Carcinoma era la
sensación de armonía que parecían transmitir sus textos, sus imágenes o incluso
la disposición amplia y luminosa de sus espacios. Vos padeciste un cáncer, su
dureza, sus riesgos, y sin embargo conseguiste proponer una experiencia
estética realmente hermosa a partir de ahí. ¿De qué manera se consigue algo
así? ¿Qué procesos ocurren en la mente de una artista que sufre por una
enfermedad y decide producir algo tan lleno de luz a partir de ella?
Yo buscaba, tal vez, algo desconocido, pero de lo que
dependía. La escritura permite ese extravío. Para mí, la enfermedad había sido
un lugar de paz, de revelación, de mucha claridad. Por lo tanto, las decisiones
ya estaban tomadas. Es difícil de explicar. Carcinoma necesitaba un espacio, un
lugar más allá del libro, pero en el libro. Christian me ayudó a construirlo.
Había que hacer cálida esa belleza clínica. La enfermedad es siempre un
principio, quería mostrarlo, y ‘deshacer con gracia ese peligro’.
En esta misma
entrevista, Daniela Camacho destaca los trabajos de Alejandro Tarrab y Clyo Mendoza dentro de las redes dialogales de la poesía mexicana contemporánea.
Estamos ante un ejemplo muy
ilustrativo de quienes escriben poesía y acaban de ser considerados mayores de
edad por los premios y las convocatorias de jóvenes creadores hasta treinta y
cinco años. Además de los tonos y las capas artísticas que sostienen la poesía
de Camacho, vemos a una palindromista, a la manera de Merlina Acevedo. El auge de dicha técnica paralela al verso demuestra la precisión
que recae cada vez más en lo breve, extensible y plural. Sigamos atentos a
Camacho; acaba de publicar Experiencia
Butoh (Amargord y Cosmorama Ediçoes, 2017) y Lantana (Ejemplar Único, España, 2017).
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