Tierras altas de Mato Grosso (Coneculta, 2018) es el reciente
poemario de Armando Salgado (Uruapan, Michoacán, 1985), una sugerente lectura de la fisión contemporánea entre el lenguaje y la naturaleza a ojos de nuestro pasado y, a la vez, como proyección de lo que somos capaces vital y poéticamente.
Si veíamos la corteza tanto cerebral como rupestre que cartografiaba,
exploraba y transitaba el poeta michoacano en su libro Cofre de pájaro muerto (2014) en este caso, algunos años después, la ausencia
de vida, el vacío, encierra su significado en diferentes latitudes y peldaños
de la historia.
Tierras altas de Mato Grosso
mereció el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2017, con un jurado
formado por Alicia García Bergua, Hernán Bravo Varela y Ernesto Lumbreras. Adolfo Castañón, parte del que otorgó el Premio Joaquín Xirau
Icaza a Cofre de pájaro muerto, le dedica unas palabras al autor que nos
ocupa. Están presentes en La Santa Crítica. Concluye de la siguiente manera el también poeta y
académico: «es un libro que se puede leer de varias formas, de la misma manera
en que los grafitis de las pinturas rupestres podían servir como guía para
cazadores o sembradores, pizarrón para aprender los primeros trazos mágicos,
escaparate para analizar la personalidad del dibujante. De hecho, esta última
lectura sería la más interesante. Es la lectura que no he hecho: ¿a qué se
parece el rostro del autor capaz de escribir estos poemas?».
Luis Ricardo Palma de Jesús reflexiona
en en el sitio de la FELIG, Feria del Libro Guerrerense, sobre la edición chilena (en Los Perros Románticos)
de este reciente trabajo: «rompe con los paradigmas de la poesía: los versos
nos cuentan un fragmento de una realidad que se sume en la melancolía, la
tragedia y el dolor». Por su parte, Francisco Marín Naritelli, en El mostrador, reconoce el conjunto de voces imbricadas: «Matriozkas
poéticas, múltiples voces que dialogan en un tiempo que es bilateral y
simultáneo. Escritores como Antonio Cisneros, William Carlos William, Aldous
Huxley, Joseph Brodsky, Bernard Marx, Enriqueta Ochoa, Gao Xingjian, son
convocados en un ir y venir, conformando una gran casa donde la condición
humana es interpelada».
En la línea ecocrítica, conectando
la prehistoria con el sentido que en la actualidad puede tener el arte, un diálogo
entre una madre y una hija, siempre con el ritmo y la sintaxis que caracterizan
al poeta de Uruapan, ofrece la paradójica relación entre la vida, la gestación,
y la muerte, el exterminio.
En versos extensos y oraciones breves
(también en su sentido religioso), en prosa, incluso, el sujeto poético en
primera persona (en cursiva) combina su recuerdo y conjetura con el ensayo, con un tono narrativo y coloquial que caracteriza los poemas breves de las posibles
cinco partes: «Bokanovsky», «Vieja tribu sin maíz», «La tribu de las nubes», «Protocolo
de Estambul» y «Teoría del conflicto».
La estereotipia a la que se refiere Alejandro Higashi cuando habla de densidad y profundidad en la poesía mexicana se
desarrolla en el poema «Bokanovsky es un programa que procrea un sinnúmero de
personas iguales a partir de un mismo estornudo» (24), compuesto efectivamente
por la primera palabra del título, que se repite y, por tanto, enumera entre comas
hasta setenta y dos veces.
La artificiosidad de la genealogía,
en la historia de la hominización y, ahora, el capitaloceno (según Paqui
Noguerol) de la revolución informática, conlleva una alusión indirecta a las
poéticas re-producidas en este extraordinario libro. Así termina el poema «(2)
Matriz del relámpago»: «(La realidad es fábrica / de embutidos / cuando se
escribe con smog).» (51). La domesticación de la máquina altera nuestras
relaciones en torno al lenguaje y al día, según lo muestran Esther M. García en Bitácora de mujeres extrañas (2014) o Maricela Guerrero en Fricciones (2016), libro del que hablaremos en un par de
semanas.
La polución que a finales del siglo pasado mostraban en el poema Margarita Paz Paredes, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis viene representada por Armando Salgado en tribus de insectos grises,
anónimos y gregarios. Las hormigas, cuales tribus, se desplazan al margen. Perseguidas,
aguantan varias veces su propio peso:
—Tú no mereces
ser un peón, eres una simple hormiga que
puede
ser aplastada por los pasos de los viandantes. Sin
embargo,
no puedes abandonar el hormiguero, vives el presente
entre
las hormigas. Tienes razón, Xiaoxiao. Nadie debe pagar
por unos cuantos
metros de amor ni alimentarse con sobras de
otros cuerpos que
sustituyen lo que verdaderamente nos importa.
Lo percibo cuando
tus ojos se cierran junto a los míos y el
televisor
sintoniza la posibilidad de vivir juntos (58).
Al
mismo tiempo, la escritura que cambió la Historia confiere a la página una
serie de signos oscuros que contrastan y articulan un lenguaje consensuado,
racional e ilimitado. La serie de animación china, en blanco y negro, en flash,
es otra de las pautas que nos definen como civilización en el poema. Contra los
anacronismos, en el poema conviven detalles que forman parte del conjunto, de
la representación de las ideas; ya sea Estambul o Brasil. Superan así los
clichés, los lugares comunes: «La normalidad es otro campo de exterminio» (75).
El tráfico congestiona el nomadismo
en la ciudad luperquiana que es México: «El tráfico avanza como flecha de
hormigas y se devora a sí mismo: infranqueable, horizonte rojo, tan de hiel.
Como los cinco reporteros que duermen bajo tierra con su visión atropellada» (97).
La poesía del conflicto que estudiamos a propósito de Zurita opera aquí desde el espacio
íntimo.
Sin embargo, la violencia se
extiende más allá de las fronteras. Me recuerda que las imágenes (verbales, en
este caso) al Clima mediterráneo (2017) de Luis Bagué o el Libro centroamericano de los muertos (2018), de Balam Rodrigo; especialmente la parte final muestra la belleza del desastre sin
dejar de criticarlo.
Leer a Salgado conlleva un diálogo
con diferentes tradiciones que permean la Estrategia del poema (el libro que realiza con Octavio Gallardo en
Bitácora de vuelos y carajo.cl) de un poeta que –si buscamos ese rostro, ese
perfil, al que alude Castañón– nos muestra la coherencia, el rigor y la entrega
de quien lee y escribe al mismo tiempo, en ese orden. No dejen de hacerlo, Tierras
altas de Mato Grosso está disponible en Coneculta Chiapas.
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