Después de Y tú, ¿qué sabes hacer con tus manos?
Recorrido por los talleres artesanales de Metepec, #YoSoyBosco, 100cia para
pequeños curiosos y El edificio
fantasma (que estamos a punto de incluir en este blog por las imágenes
poéticas, como libro ilustrado cuyo texto no potencia de igual modo la lírica) notamos
la importancia que tiene la poesía en la LIJ del certamen del FOEM con El libro
de los fantasmas (FOEM, 2014); con el que Andrés Acosta (Chilpancingo,
Guerrero, 1964) incide en un tema habitual, tan esotérico y, con su palabra,
tan directo al público infantil, ávido de ese personaje.
La extensa oración
anterior nos sirve para disfrutar en lo que sigue de la síntesis y la
contundente precisión de la obra que obtuvo el premio único de poesía en la
categoría de literatura infantil en el Certamen Internacional de Literatura
“Sor Juana Inés de la Cruz”, convocado por el Gobierno del Estado de México, a
través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal, en 2013. El
jurado estuvo integrado por Margarita Robleda, Francisco Hinojosa y Gilberto
Rendón.
No podemos olvidar la tríada tan
cercana a FOEM y a la LIJ que ilustran esta obra: Irma Bastida Herrera, Ricardo
García Trejo y Rocío Solís Cuevas. Lo poético, recordemos, se debe en buena
medida a dicho trabajo visual.
El recurso de la dedicatoria entra
de lleno en la ficción al agradecer al fantasma que dictó los versos de este
libro al oído de quien los escribe. Por tanto, también al de quien los escucha,
los lee, los comparte, los imagina.
Seguidamente, el acápite se debe a
dos referencias: a Quevedo (no hay discusión sobre quién es este poeta, el del
siglo de oro que tanto se dedicó al tema donde los haya para la poesía infantil
mexicana, también, la muerte) y la poeta peruana Blanca Varela (que lleva al
aula desde la Universidad de Alicante Adriana Bermejo).
Son muchas las redes que se tejen
entre estos aparentemente inofensivos (fantasmas) textos. Sin glosario, la o el
docente puede abordar criaturas del mundo prehispánico como los que aparecen en
estos incisivos poemas breves (que no poemitas) con tímida ilustración:
A continuación, la siguiente estrofa
trata al alux: (según las posibilidades
didácticas de Wikipedia) para el maya en el sureste de México y en ciertos
lugares de Belice y Guatemala, el equivalente del elfo, el duende germánico, y
como él se dedica a robar objetos brillantes, dulces o tabaco, ganado y a hacer
todo tipo de travesuras.
Y así seguimos hasta el nahual y
todas las representaciones míticas que continúan sirviéndonos para tratar un
tema espectral y cotidiano. Resuena con la mencionada sacudida que provoca la
unión de cuatro palabras en tres versos: “El eco: / espejo / sonoro” (p. 52).
Sinestesia: enriquecemos el tesauro con dos vocales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario