Arcadian Boutique |
Planta
no parece
la
manera adecuada
de
nombrar todo
el
verde de las hojas.
Mara Pastor, «Líquida» (p. 17)
Arcadian Boutique (UNAM, 2014) es un poemario de Mara Pastor (San Juan, Puerto Rico, 1980) que incluimos en este catálogo de poesía
mexicana contemporánea por los rasgos de temporalidad, animalización, brevedad
y humor que comentamos a continuación.
Los
versos que abren Arcadian Boutique pertenecen
al poema «El álbum de Violeta» y podríamos imaginarlos en boca de La Llorona
que baja al sur un domingo por la tarde:
¿Lo amaste mucho?
¿En cuántas chinampas te prometió laureles?
¿Cuántas estrellas contaron juntos en la Torre
Latinoamericana?
¿Te sonrieron las calaveritas de azúcar en
Chapultepec? (9)
Tales preguntas recuperan una tradición
que venimos viendo en textos que abogan por la ruptura de las fronteras y la
continuidad poética. Las referencias al DF nos
llevan a considerar a la poeta puertorriqueña como parte de la literatura mexicana.
«Fuegos artificiales» nos sitúa en este misma geografía: «Mirar el Ajusco, como
hacer la cama,/ hasta que la montaña deja de moverse» (56).
El contexto estará tan presente que
algunos poemas mantienen el tono autobiográfico de Eusebio Ruvalcaba,
por ejemplo. La madre (cfr. 62), el hermano (cfr. 47) o la abuela (cfr. 48) son
personajes reales que reconocemos. En esta línea familiar destaca «Moho» (cfr.
49). El texto más largo; pero, en nuestra opinión, el mejor: es el más extenso
pero el más intenso por viajar alrededor de un retrovisor.
En Arcadian Boutique se exponen objetos que son poemas y que hay que descifrar, como los enigmas de Daniel Téllez. «La contraseña» homenajea a Xavier Villaurrutia, a Rubén Bonifaz o a Vicente Quirarte mediante versos que se descomponen y plurisignifican: «Cuando nada me dicen las gavetas./ Cuando nada dicen./ Cuando nada» (11). Nada es el verbo inicial que vuela al revés de evA. La «gaveta» guarda el miedo (cfr. 31) que protagoniza la poeta mexicana Joe de la Rosa en Madona de la gaveta 17. Otras reiteraciones que tejen un sentido poético y vital son las «bailarinas de cerámica rotas» (cfr. 34 y 64) o la «bicicleta» en «Hola, miedo recién nacido» (cfr. 31 y 32) y en «7:51 am». En el momento en que abrimos los ojos vemos la realidad. Cuando leemos a Pastor la escuchamos. Las horas como título de poemas nos recuerdan al Nudo Vortex de Rocío Cerón. Ambos poemarios experimentan un cambio en el género.
Las
ilustraciones nos recuerdan al ángel de Homero Aridjis (cfr. 80), al vampiro de
Vicente Quirarte (cfr. 63) o a los detalles de la vida (cfr. 66).
En Arcadian Boutique se exponen objetos que son poemas y que hay que descifrar, como los enigmas de Daniel Téllez. «La contraseña» homenajea a Xavier Villaurrutia, a Rubén Bonifaz o a Vicente Quirarte mediante versos que se descomponen y plurisignifican: «Cuando nada me dicen las gavetas./ Cuando nada dicen./ Cuando nada» (11). Nada es el verbo inicial que vuela al revés de evA. La «gaveta» guarda el miedo (cfr. 31) que protagoniza la poeta mexicana Joe de la Rosa en Madona de la gaveta 17. Otras reiteraciones que tejen un sentido poético y vital son las «bailarinas de cerámica rotas» (cfr. 34 y 64) o la «bicicleta» en «Hola, miedo recién nacido» (cfr. 31 y 32) y en «7:51 am». En el momento en que abrimos los ojos vemos la realidad. Cuando leemos a Pastor la escuchamos. Las horas como título de poemas nos recuerdan al Nudo Vortex de Rocío Cerón. Ambos poemarios experimentan un cambio en el género.
La
poesía admite cada vez más posibilidades. Otros paratextos ambientan las
imágenes psicológicas como si de acotaciones teatrales se tratara: «Hay un
huerto de sal desamparado/ que retoña entre el esmog de los coches» (14); tal
es el poema que da nombre a este libro, escenificando la ciudad sucia.
Pastor
denuncia y resuelve las limitaciones del lenguaje. Ejemplos de ello son los
juegos de palabras que tanto nos impactan. Si los números se abren de par en
par, la poesía de «No dije diluvio ni delirio» está «escrita con tus letras
abiertas/ de pan en pan» (19). En cambio, «Deletetreando
a oscuras» empieza creando neologismos que rozan lo oníricamente
surrealista: «Cómo abecedeas/ las pestañas sonámbulas» (24). En dicha
plasticidad encontramos de nuevo el recurso que desmembra el verso e incluso
las palabras: «Ovillada si ella desnarrándome./ Ovillada sin ella» (62). Tales recursos poéticos conjugan desde el «cisticerco»
(71), como insectos que caracterizan las últimas publicaciones del México
poético (cfr. 59 y 60), hasta la inclusión de expresiones populares: «no compré
sin el pan de mi frente» (71). Los términos de tres letras, con cierres
nasales, abren las posibilidades sensoriales.
Los
últimos versos comentados forman parte de la segunda parte de este poemario.
Todos los textos previos de Arcadian
Boutique tienen títulos propios. Sin embargo, el libro termina con una obra
conjunta: «Far West». En este poemario las enumeraciones salvajes y domésticas
dibujan un bicéfalo compendio. Cabe destacar de esta última parte las
ilustraciones de Lorraine Rodríguez (Caguas, Puerto Rico, 1982).
Javier
Peñalosa señala en la contracubierta que «Arcadian
Boutique es una caja abierta llena de pequeñas piezas extraordinarias. Y
digo que estas piezas están fuera de lo ordinario no porque hablen de algo
desconocido, sino porque producen cierta extrañeza, descubren
nuevas formas, contornos en cosas que pensamos familiares». Dichas piezas
se acercan a lo narrativo sin abandonar lo poético: bien mediante una anécdota
cotidiana (cfr. 20), bien desde flashes coyunturales (cfr. 59), o con una «Fábula
chechena» (cfr. 77).
Y
es que los p(r)o(bl)emas existenciales (cfr. 32) son una oblea apolítica y
cívica que desde el cuarto más pequeño de casa (cfr. 39) augura el futuro como foco de Mara Pastor (cfr. 22, 41, 56 y 58). Los personajes de esta historia
minúscula se repiten en los poemas «Conozco a Manuel» (38) o «Manuel se tarda
en la ducha» (41). La transición temporal coincide con la literaria, por lo que
imaginamos un diario íntimo (si los hay de otro tipo).
Robin
Myers reflexiona al respecto en «Notas sobre Arcadian Boutique, de Mara Pastor»:
En general, la
disolución nos preocupa. El olvido nos llena de ansiedad. Lo que no dura, o
sea, casi todo —los amores, las convivencias, las certezas, hasta los
recuerdos— nos perturba. La pérdida nos pesa, y la nostalgia va saturando las
mismas cosas que añoramos. Entonces, algo que me llama la atención de los
poemas que conforman Arcadian
Boutique es
la manera tan directa y sosegada en que asumen lo efímero como el estado
fundamental de las cosas.
Y es que este libro nos hace pensar y
sentir, no en ese orden.
En
definitiva, la obra de Mara Pastor nos sugiere un contexto mexicano que ya
advertíamos en la perspectiva de Mónica Nepote; pero también nos inspira una
poética fresca y joven que destaca, por ejemplo, en la colombiana Margarita Losada Vargas. Estas voces jóvenes ya cuentan, sin embargo, con una tradición.
El agua será el elemento natural que permitirá el discurrir de estos ríos, que
son hilos de una madeja invisible. Nuestra tarea es estirar.
O
leerlas.
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