Y a ti qué
Tú sí que tienes suerte
Mira tu cara de culo
Moisés Ayala (pág. 52)
El flarf del narco (Tierra Adentro, 2015) es el último libro de Moisés Ayala (Garza García, Nuevo
León, 1981). Se trata de una obra compuesta por discursos reales y coloquiales
sobre el narco que el autor rescata y recorta de distintos medios
audiovisuales.
El flarf es una
forma de escritura reciente que parte de los buscadores de internet para
componer un poema apropiándose y sampleando
lo que la red «anónima» y colectiva dice sobre un tema. En este caso, el poeta
mexicano se centra en el problema del narco y organiza su historia de historias
mediante una numeración binaria que atiende claramente a la ligazón entre
computación y poesía. Los títulos de sus poemas, breves, nos ubican en el
tiempo concreto y en el espacio universal (la red, internet) que alberga la
información poetizada.
Hace casi un año, Kenneth Goldsmith publicó en Babelia un completísimo artículo sobre
estas nuevas formas de escritura: «La computadora que escribe poemas».
El controvertido poeta neoyorquino reflexionaba sobre el flarf, concluyendo que
es un fenómeno en proceso, cuyos resultados aún están más cerca de la
experimentación que de la poesía: «K. Silem Mohammad, cofundador de Flarf, lo
llamó una especie de poesía “buscada” –en vez de “encontrada”–».
¿Por qué estos libros de poesía, tan bien vendidos,
siguen sin tener reseñas? Uno de los pocos comentarios sobre el poemario de
Ayala es el que Carlos Noyola publicó en el número 191 de Opción,
también presente en El inconformista
digital con el título «Poesía al azar».
Además de explicarnos que flarf «es una palabra inventada por los fundadores de
la corriente que se relaciona con algo que no está bien (not ok), y algo
desagradable», Noyola desmonta con mucha razón el trabajo de Ayala. La reseña
negativa no es común, por lo que se agradece el rigor de este tipo de lecturas.
Noyola es claro: «El flarf del narco, de Moisés Ayala, es un libro malo
que tiene poquísimos (si no es que ninguno) momentos de poesía». Compartimos este
punto de vista. Ahora bien, intentemos darle una oportunidad a
Ayala. Busquemos, al menos, esos «momentos de poesía».
El flarf del narco
se compone de tres partes: «Bucanero de palabras 001», «Aquí el navegante
descansa 010» y «Muelle para atracar 100» en clara alusión a la navegación por
la red que origina la pesca de arrastre. Ayala augura el rechazo que puede
tener su poemario, por lo que ofrece al principio y al final unas notas
aclaratorias a modo de permiso o disculpa. Uno de los puntos a favor de este libro es que alude al
problema del narco en México sin recrearse en el morbo o en el sentimentalismo.
Ajeno a lo lírico, presenta la información más o menos objetiva, por ejemplo,
en el poema «Se registra nueva masacre en Ciudad Juárez: ejecutan a cuatro
adultos y un niño de 10 años. 13:44 h. 1 de abril de 2011»: «atacan/ atacan/
abatidos/ Fue ultimado por los tripulantes de un vehículo/ Barack Obama
aseguró» (27). Al terminar el texto con la referencia explícita al sujeto
hablante se establece una ligazón entre la narración y la expresión. Seguidamente,
en «001 Te olvidas de la banda» establece la identidad mexicana de los jóvenes
que ven las noticias tras las pantalla.
Banda,
esto no se va a akabar
les importa cómo queda el clásico
les importan las telenovelas de las ocho
no es un país de guerreros aztecas
ya
no
somos
guerreros
Tratamos de decirte:
somos los cara de pieda
seguimos autodestruyéndonos
Viendo las telenovelas
y noticias...
de Telerrisa
y Tv Chichimeca
Y déjanos
Y respeta
nuestros miedos (40-41)
Más allá del tono vulgar (que no
coloquial) del texto, a medida que avanza, encontramos una caricatura de la
sociedad que, quizá, podamos entender como una reiterada imitación del esperpento
valleinclanesco en «No todo instante es perfecto»:
[...]
and more
y el desatinado
diputado le respondió “ladrones”
reflejado en los espejos cóncavos
Maestro
reflejado en los espejos cóncavos
Comunicador
reflejado en los espejos cóncavos
Todos
reflejados en los espejos cóncavos (64)
¿Hasta qué punto el flarf convive con lo lírico? La
propuesta posibilita lecturas muy vinculadas con el contexto de los jóvenes
escritores y lectores, pero no sostiene un texto compacto e íntegro más allá de
la anécdota de esta nueva moda (flarf)
del siglo xxi. Ocurre algo
parecido con el libro Coreografía del
miedo (Tierra Adentro, 2015) de Stephanie Alcantar, donde la poeta se basa
en la tachadura para proponer un texto sobre el terror, las pérdidas y la
memoria. La editorial presenta El flarf del narco como una «intención de aniquilar todo indicio de tradición», lo cual es un enorme error: la tradición siempre está ahí, el primer paso para crear es reconocer y entender lo anterior. Moisés Ayala habla del narco de una manera peculiar, distinta; lo cual
ya es un logro. Sin embargo, al presentar su discurso flarf en el formato de un
libro tradicional, la evolución en las formas de escribir y leer se
contradicen. Deberemos de estar atentos a los caminos que está trazando la
poesía mexicana contemporánea. No hay duda de que terminaremos por disfrutar a
la vez que nos sorprendemos.
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