Jorge Valdés Díaz-Vélez (Torreón, Coahuila, 1955) muestra parte de su poética en la antología personal Nudista (Secretaría de Cultura de Coahuila, 2014): recopilación del trabajo coherente y fiel a la generación, la de los cincuenta (por el diálogo con otras obras, más allá de México; la apuesta por la renovación de la herencia clásica; la coherencia de las redes que establece cada texto), de la que es destacado representante.
Pese a que el libro se publicó hace
ya unos años, no lo vi hasta que en la pasada semana varias personas lo
compartían en la red; de modo que me interesa compartir a continuación unas
notas de esta referencia que empezó a publicar a los treinta años y que ya lleva
más de otros treinta en ello.
Poemas de Mapa mudo (2011), Otras
horas (2010), Los alebrijes (2007), Cámara negra (2005), Jardines
sumergidos (2003), La puerta giratoria (1998) y Aguas
territoriales (1988) se ordenan por decisión del autor dando como resultado
una línea poética que tiene en común la claridad del lenguaje, cuya armonía se
logra mediante la naturalidad de quien lee y fija sin desmesura ni elementos
sobrantes.
En las palabras iniciales de Nudista,
su coetáneo Vicente Quirarte ‒con quien tiene en común la cadencia clásica de la limpidez
verbal sobre la nostalgia, el amor y las ciudades‒ recuerda que «Jorge Valdés Díaz-Vélez
enfrentó la reincidente dicotomía entre fondo y forma, entre la palabra como
testimonio inmediato de la experiencia y la depuración metafórica que crea una
realidad en sí misma» (6).
En clara alusión a Villaurrutia,
como veíamos la semana pasada con Christian Peña (también Premio Nacional de Poesía Aguascalientes), Díaz-Vélez parte
de la referencia de Contemporáneos para el juego de espejos con que articula el
espacio, esta vez, onírico.
Más adelante hace gala del
endecasílabo o del alejandrino, con el ya mencionado dominio fértil de la
técnica. El ritmo aprovecha la fluidez del encabalgamiento en otros poemas
breves con título que ya actualizan expresiones religiosas ya describen ciudades
en las que ha trabajado el escritor coahuilense, hasta cultivar incluso una vez
más el soneto que aprovecha el seseo y dialoga con esta composición todavía habitual en la tradición mexicana. Sirva de muestra el entrecruzamiento
de culturas y coordenadas que establece en el soneto «Xochiquetzal (Homenaje a
Chuang Tzu)»
Por otro lado, el verso libre o el
haiku continúan desplegando tanto las referencias populares e intermediáticas (de
Baudelaire a Gil de Biedma) de una obra que conforma correspondencias y singulares
ejercicios poéticos dentro de lo conocido y, a la vez, de la mencionada
realidad autónoma creada. Por ejemplo, destaca el tema erótico a la manera de Francisco Hernández o Adriana Tafoya (mas más prístina) que encierra, por ejemplo, en estos versos de la
serie «De Flor abierta»:
Busca mi lengua
la sílaba
escondida
bajo tu sexo (30).
El poeta y diplomático afincado en Madrid,
Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana 2007,
puede leerse en España bajo el sello editorial Renacimiento.
Y, desde cualquier dispositivo electrónico, gracias a Ediciones SEC Coahuila; donde también tenemos acceso a poetas como Nadia Contreras o Esther M. García.
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