Parte de la obra de Alaíde Foppa (1914-1980) se publicó hace unos meses en la colección del Material de lectura de la UNAM. La poeta que pasó buena parte de su vida en México integra así el proyecto Vindictas. Poetas latinoamericanas.
Aunque Diana del Ángel y Alejandro Palma introdujeron recientemente Las Palabras y El Tiempo (Malpaís Ediciones, 2018), Elisa Díaz Castelo ofrece algunos datos que ayudan a entender la importancia de las
cuatro decenas de poemas esta vez recogidos; los cuales «reconocen que la
sociedad determina el valor de la mujer, su identidad, por medio de su relación
con otros (esposo e hijos) y por su condición de servicio» (6).
Hace alusión Díaz Castelo en la cita
anterior a La sin ventura (1955; de documental homónimo en
2014), libro que dedica a Beatriz de la Cueva (del que hablaremos más adelante).
Sin embargo, la construcción identitaria, sin la reivindicación feminista explícita
(como lo señalan del Ángel y Palma), ofrece unas notas que comentamos a continuación.
En primer lugar, el trágico final de
la gobernadora ya mencionada da paso a un tema habitual en el tercer milenio
pero no tanto en la segunda mitad del siglo pasado: el de una maternidad desmitificada.
El miedo se expresa en una voz firme; aunque, comedida.
Los personajes femeninos dan paso a
los hijos en una relación que teme el contexto de violencia que envuelve
todavía a Latinoamérica. Al libro Aunque es de noche pertenece el poema «Mujer»,
cuya última estrofa es la siguiente:
[...]
Niña ante la
ventana
con la rosa en la
mano,
tierna grávida
esposa,
ansiosa enamorada
o desvelada madre
que va hilando su
tela
de esperanzas y
anhelos,
criatura
incompleta
apenas es tu vida
una insegura
espera (21).
En
heptasílabos, la poeta que también cuenta con orígenes italianos, narra la
escena de una niña condenada a la espera: de cumplir los tópicos dependerá esta
«criatura incompleta». En tales versos, claros, destacan los adjetivos, por lo general,
con sentido negativo. De este mismo libro extrae, a continuación, el que para
mí ya es un poema archiconocido de la autora, «Ella se siente», debido a que
muestra la poética de Foppa; en mi opinión, no tan alejada de la dimensión
cívica; al menos, en lo que a la verbalización del sentimiento de opresión se
refiere.
También con el título de «Mujer»
Foppa publica el único poema que Díaz Castelo incluye en la veta feminista que la
autora sí defendió desde otras disciplinas como la radio o las publicaciones
periódicas. El texto vio la luz en el número 4 de la revista fem. en 1977.
Al final de cada poema (predominan
los del libro Herida, Aunque es de noche, Elogio de mi cuerpo y
Las Palabras y El Tiempo) se hace referencia al libro del que este forma
parte, lo cual ayuda a que sigamos estudiando a Alaíde Foppa. En unos días, con
Diana del Ángel, desde la UNAM, tendremos oportunidad de profundizar en la
poeta guatemalteca, una de las primeras feministas de México.
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