Hubert Matiúwàa (Malinaltepec, Guerrero, 1986) forma parte como poeta mè´phàà del archivo de Poesía Mexa con sus libros Tsína rí nàyaxà’ / Cicatriz que te mira (Pluralia Ediciones / Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, 2017), Ìjín gò´ò Tsítsídiín tsí nònè xtédè / Las Sombrereras de Tsítsídiín (INALI / Universidad de Guadalajara, 2018) y Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin people (Gusanos de Memoria / Ícaro ediciones, 2020).
El creador del proyecto cultural «Gusanos
de la Memoria» mereció el Primer Premio en Lenguas Originarias Cenzontle, el V
Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA) y el Premio Estatal de Poesía
Joven del Estado de Guerrero. Podemos escuchar al autor en el SoundCloud de Pluralia Ediciones.
Seguidamente, Hubert Matiúwàa explica por
qué escribir en su lengua originaria (no indígena): «Quienes escribimos en
nuestro idioma somos llamados poetas indígenas. Para mí, la poesía indígena no
existe, porque lo indígena es una categoría racial que sirve para diferenciar
las clases sociales; donde viva una lengua siempre va a existir la poesía»
(11).
En dos partes se estructura el texto sobre
la violencia en la Montaña del Estado de Guerrero. Poemas breves, en edición
bilingüe, el sujeto poético narra en primera persona el asedio, la violencia y
la migración ante el narcotráfico. Al tiempo que se explicita el sentido de
ciertos conceptos de la cultura mè´phàà, las hormigas simbolizan el
desplazamiento, la grisura, el gregarismo:
Dxóo,
i’wíín
tsí nutha ñàjwíín gù’wá ñàjun
nùri’kwí
ìxí,
nùtsángútigàá
jàmboò àkwán
khamí
ná ñawún ixè nurígwi xáñá rí nàstráka yodè’
tsí
nà’nè xuàjin ná rakhóo numbaa.
Hermano,
en
casa del trabajo otros mandan,
cambian
el maíz,
aplastan
los senderos de la hormiga
y
del árbol quitan el nido que cuelga la calandria
para
poblar las narices del viento (32-33).
Mediante
preguntas retóricas y demás vocativos se potencia la función apelativa de un
texto que puede abordarse desde la dimensión rural del compromiso ante la
realidad (sirviéndose del bestiario u otros mitemas) que vive México.
En este sentido profundiza la segunda
sección: «Ijíín gò’ò Marutsíí tsí nuxnáa ikoò ìna xndú àkhà’ / Las rayadoras de
Marutsíí». La leche de la amapola protagoniza hasta el final el deseo por
explotar una tierra y, a la vez, a una sociedad ‒encabezada por las mujeres que
la trabajan‒ a partir de una alegoría que hace hablar al surco que causa la
acción humana.
A continuación, Ìjín gò´ò Tsítsídiín
tsí nònè xtédè / Las Sombrereras de Tsítsídiín (2018), V Premio de
Literaturas Indígenas de América, se fija, ya no en quienes trabajan la tierra,
sino en quienes lo hacen de manera indirecta mediante la artesanía de las mujeres
que resguardan las cabezas del resto. Maitúwàa insiste en el prólogo en el
calado político de su obra:
Desde que tengo
memoria, la violencia en Guerrero ha existido, los feminicidios son una
constante, se niegan las agresiones hacia las mujeres, los niños crecen con
miedo, son desplazados por la violencia de los lugares en que aprendieron a
jugar, no hay escuelas, no hay salud, no hay seguridad, nuestras vidas están plagadadas
de violaciones a nuestros derechos humanos y de violencia que se ha legitimado
desde los gobiernos (9-10).
Lo
hace nuevamente únicamente en español. Los poemas sí aparecen en edición bilingüe;
conformando, ahora, trece que van primero en mè´phàà y luego en la
lengua en la que escribimos este blog; a diferencia de la edición anterior,
cuyos textos iban en ambas, en las páginas par e impar respectivamente: lo que
permitía comparar más fácilmente la versión original u originaria de la que entendemos.
Un par de años después, publica Mbo Xtá
rídà / Gente piel / Skin people (2020), con la traducción al inglés de Elizabeth
Susman Anguamea, de Austin, Texas. La edición trilingüe viene acompañada de las
ilustraciones de Salvador Jaramillo, colaborador de «Gusanos de la memoria».
Entre la simbología de Víctor Toledo y la importancia del verbo desollar que aborda Diana del Ángel, la poesía de Matiúwàa se vale de Fray Bernardino de Sahagún para
presentar el lugar que habitan los yopes (9). Permean estas páginas la tradición
oral, las historias de terror, los rituales en los que se hace uso de las
pieles para construir una identidad.
Ná
inuu ìfìí
nixúmbîi
tsigo ru´wa,
ídò
nimídîi nè
nigumiìn
akhùun
Bègò
tsí
nùndxà´wà mbámbá
rí
najngìin gajmîn Àkùùn ru´wa.
En
el comal
asaron
la semilla del agua,
al
reventar,
nacieron
los cuatro rayos
que
gritan
en
cada borrachera con la lluvia.
On
the griddle
they
grilled water´s seed,
upon
bursting
were
born the four bolts of lightning
who
shout
intoxicated
by each rainfall (51, 52, 53).
Nótese la paronomasia que logra la
traductora («On the griddle / they grilled») y que el propio autor ha pasado
por alto en la versión española. Resultan los mencionados algunos rasgos que
nos llevan a reivindicar la lectura en diferentes idiomas desde las lenguas originarias,
con el deseo de que en algún momento crezca el número de personas que pueden leer
y escuchar una de las tantas que enriquecen México. A tal conclusión podemos
llegar leyendo el epílogo de Gerardo Gutiérrez, con base en la historia del
pueblo prehispánico al que alude Matiúwàa.
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