domingo, 30 de julio de 2023

Manantial de carcajadas

 

Descartamos interesantísimas propuestas, por tratarse puramente de narrativa, desde la perspectiva ecocrítica con El rebozo y la dama o la recuperación precolombina, desde sor Juana, en La misma historia de siempre; y nos quedamos con Manantial de carcajadas (FOEM, 2018), de Alfonso Orejel Soria (Los Mochis, Sinaloa, 1961), con ilustraciones de Irma Bastida Herrera y Ricardo García.

 

 


 

Este libro obtuvo mención honorífica en el Certamen Internacional de Literatura Infantil y Juvenil FOEM 2017, de ahí que se publique en este sello editorial. El jurado se compuso por Lizbeth Padilla, Óscar González y Andrés Acosta.


            Particular resulta en los versos el empleo del arte mayor. Algo poco habitual en la LIJ. De diez sílabas especialmente, con algún endecasílabo, y respetada la rima consonante, no se abandona sin embargo el tono narrativo, en primera persona, del joven al que despierta su madre para ir a la escuela. La historia cobrará nuevos sentidos en fantásticas escenas desde lo cotidiano a lo fantástico. Cada poema, entonces, incursiona en el día a día de infantes, con el objetivo de la desautomatización. El extrañamiento, sin embargo, no se logra con productos frescos, ecocrítica mediante, o en relación con los ODS; sino que se frecuenta el típico menú saturado, apenas saludable: “pasteles, postres y golosinas, / nachos bañados de queso amarillo, / jotdogs sin infame pepinillo, / montañas de pizzas de champiñones: / platillos de dioses gordinfones” (p. 12).

            La comida basura por bandera nos lleva, cómo no, a tirar los gases en clase. Se caricaturiza la estampa, pero no se critica del todo. Puede causar más risa que enojo. No obstante, la LIJ no ha edulcorarse. Es parte de la lectura, de quienes mediamos en ella. El objetivo entonces sería reflexionar sobre las conductas cívicas, sobre la imaginación, sobre la convivencia en el aula y fuera de ella, como venimos diciendo.

            La rima forzada en ocasiones queda opacada por el tema natural que es la muerte. De nuevo se trata ya no como un tabú sino de manera irreverente. Se piensa en la falta del abuelo, por ejemplo, en el contacto que existe con él, como si de un fantasma se tratara.

            Veintitrés poemas de extensión mediana (decenas de versos) pueden llevarse a los cursos intermedios de Primaria, especialmente, por partes. Autónomos funcionan. En serie, a pesar del hilo conductor que se sigue desde la misma escuela, pueden considerarse repetitivos muchos de los temas. Antes, durante y después de la lectura (Solé), en cualquier caso, será más relevante lo que diga cada estudiante, el debate, el diálogo.

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