Descartamos
interesantísimas propuestas, por tratarse puramente de narrativa, desde la
perspectiva ecocrítica con El rebozo y la
dama o la recuperación precolombina, desde sor Juana, en La misma historia de siempre; y nos quedamos
con Manantial de carcajadas (FOEM, 2018), de Alfonso Orejel Soria (Los
Mochis, Sinaloa, 1961), con ilustraciones de Irma Bastida Herrera y Ricardo
García.
Este libro obtuvo
mención honorífica en el Certamen Internacional de Literatura Infantil y
Juvenil FOEM 2017, de ahí que se publique en este sello editorial. El jurado se
compuso por Lizbeth Padilla, Óscar González y Andrés Acosta.
La comida basura por bandera nos lleva, cómo no, a tirar los gases en clase. Se caricaturiza la estampa, pero no se critica del todo. Puede causar más risa que enojo. No obstante, la LIJ no ha edulcorarse. Es parte de la lectura, de quienes mediamos en ella. El objetivo entonces sería reflexionar sobre las conductas cívicas, sobre la imaginación, sobre la convivencia en el aula y fuera de ella, como venimos diciendo.
La rima forzada en ocasiones queda
opacada por el tema natural que es la muerte. De nuevo se trata ya no como un
tabú sino de manera irreverente. Se piensa en la falta del abuelo, por ejemplo,
en el contacto que existe con él, como si de un fantasma se tratara.
Veintitrés poemas de extensión
mediana (decenas de versos) pueden llevarse a los cursos intermedios de
Primaria, especialmente, por partes. Autónomos funcionan. En serie, a pesar del
hilo conductor que se sigue desde la misma escuela, pueden considerarse
repetitivos muchos de los temas. Antes, durante y después de la lectura (Solé),
en cualquier caso, será más relevante lo que diga cada estudiante, el debate, el
diálogo.
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