domingo, 23 de julio de 2023

20 poemas para construir una casa

 

Pasamos por alto ¡Al rescate! (FOEM, 2019), de Judith Goldman e Irma Bastida Herrera, por tratarse a todas luces de un cuento, y llegamos con la colección de Lectores niños y jóvenes, en orden inverso, desde lo más reciente, a 20 poemas para construir una casa (FOEM, 2018). Sus autores: Jorge Alejandro von Düben Padilla (Ciudad Guzmán, Jalisco, 1988) y la habitual, pero no por ello menos talentosa, Irma Bastida Herrera.

 

 


 

Mereció el Certamen Internacional de Literatura Infantil y Juvenil 2017, con un jurado que integraron Andrés Acosta, Óscar González y Lizbeth Padilla.

Se parte de un epígrafe de la poeta soviética Nika Turbina: “Vivimos en distintas islas, / aunque en la misma casa” (p. 7). Dicho acápite no es un recurso habitual, como sucede con la paginación, presente aquí, lo que nos hace empezar a pensarla para los cursos superiores de Primaria, en contacto ya con Secundaria. Fijémonos en un poema para comentarlo, no con el interés filológico, que existe, sino con la intención de abrir posibilidades didácticas en los restantes diecinueve.

 

 

Como intuíamos la semana pasada, las ilustraciones son creadas definitivamente para la obra digital y no para la impresa. Es decir (pp. 8 y 9) la imagen continúa si la página se desliza hacia abajo y no si lee de izquierda a derecha, de par a impar: algo interesante, cuando menos, para pensar en REA antes que un libro tradicional del que se tiran, según el colofón, por lo habitual, 1.000 ejemplares.

El poema sobre los poemas y las casas u hogares que en ellos guarda y no encierra comienza con una oración subordinada de finalidad, valga la paradoja. El apunte desde el plano sintáctico esboza la hipótesis, cual trabajo de investigación. Se parte de ella para presentar las temáticas inusuales que conformarán la ristra. Se busca revisar el mundo, lo que nos envuelve, con ojos de infante. Se potencia la creatividad. El binomio fantástico rodariano. La metáfora se explica a sí misma en la reiteración, en el ritmo, en los paralelismos que a modo de estribillo encabezan cada estructura. La lectura/escritura del poema, Violante/Lope de Vega mediante, crece y se sostiene; he ahí el constructivismo.

El poema como isla, a la manera de José Emilio Pacheco, entonces (que destaca por su Álbum de zoología), va amparando entre el lenguaje coloquial y el calor de las ilustraciones la imaginación de quien lee y escribe a la vez. El surrealismo es verosímil en el universo de esta serie de poemas sobre la desautomatización de lo cotidiano.

Son todos ellos conceptos clave para la educación literaria. La Didáctica de la Lengua y la Literatura halla en el jalisciense un puntal para la relación de la lengua hablada y la literaria; algo que no siempre es fácil de explicar en el aula. La distancia entre ambas se acorta a través de los símbolos y recursos que se construyen desde la personificación.

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