solo sueño el mar como espejismo.
Tal vez, si algo nos une,
sea el agua y el anhelo.
(96)
No hay nada más veloz que detenerse
cuando todos corren.
(97)
Adán Brand
Adán Brand (Aguascalientes,
1984) publicó su primer poemario, Animalaria (Eximia /
Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura / Secretaría de Cultura / Programa
de Lectura Buena Palabra / Ayuntamiento de Aguascalientes, 2018), después de
más de una década de reflexión en torno al verso, su filosofía, su instinto.
Por ello fue reconocido con el Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza 2019.
Adolfo
Castañón, miembro del jurado junto a Mariana Bernárdez y Juan Villoro, destaca
para El Colegio de México que «El autor es un etólogo, incluso un etnólogo, de los
hormigueros y las tribus y etnias urbanas de su generación» y se detiene en el «Escarabajo»
(54), uno de los poemas que desarrollan el bestiario y el oficio que veíamos en
las últimas semanas con Fernando Fernández y Lorena Huitrón.
Los
animales del pintor francés Charles Le Brun (1619-1690) presiden el cuidado
trabajo de la editorial aguascalentense Eximia. En la contracubierta (y en
el texto inicial de la parte que da nombre al libro, 46) el poeta presenta toda
una declaración de intenciones con el ritmo y la pausa que lo caracterizan: «convertir
el agua en símbolo / del tiempo, la rosa en entramado / ejemplo de latín, / el
mundo entero en representación / de otro mundo hecho de signos. // Me he forzado
aquí a hacer algo similar / con estos animales».
En
el prefacio el poeta aclara que los textos que aquí reúne fueron viendo la luz
en las publicaciones que se detallan al final, en las notas aclaratorias que
también aluden a ciertas intertextualidades de las que se vale Animalaria.
El autor de Soy más humano cuando como vegetales (2015) puede considerarse
parte de la ecocrítica;
aunque esta únicamente se encuentre como tal en la segunda de las cuatro partes
que estructuran la obra: «Tres piedras angulares», «Animalaria», «Agua entre
manos» y «Parvulito».
La
infancia y la muerte se dan la mano al actualizar el tópico manriqueño que tanta
presencia tiene en la poesía mexicana contemporánea. El ser humano, con el
tiempo, deviene animal. Cual entomólogo explica los rasgos sociales a partir de
la particularidad que nos une con otros seres. En tercer lugar rememora la ausencia
de un ser querido (Rodrigo Saláis Madariaga, 1986-2008) a la vez que muestra la
cualidad inasible de la poesía mediante una mirada filosófica desde lo
cotidiano; terminando en jocosos experimentos que por intereses y prejuicios
aclaran con sorna la triste situación de la lírica en el país.
Más
que el bestiario, se da el mito. Más que la primera persona, Animalaria
es un trabajo colectivo, de lecturas y reescrituras. Por ello supongo que el
autor tacha su nombre y las dos primeras sílabas del título para marcar la
malaria: enfermedad que los insectos transmiten a los humanos ¿o es al revés?
De
manera circular, el proceso identitario, poético, se debe a la herencia que renovamos
paulatinamente. «Brand», el primer poema, remite a esa búsqueda de
significados, de sentidos, que trazaba Hernán Bravo Varela en su poema «(De acuerdo con Google)» (112-114), de Hasta aquí
(2014). Adán Brand, por su parte, comienza segmentando letras y vocales en un
estudio fonológico de la configuración humana. Sería, quizá, algo semejante a
las onomatopeyas: sonidos que imitamos generalmente de animales.
En
ese sentido, el verso se pule tras años y trabajos, valiéndose de comparaciones
que conforman endecasílabos y heptasílabos, cual silva sin rima; por ejemplo,
en «Nigromancia», dedicado «A mi madre y mis siete hermanas» con un epígrafe de
Enrique González Martínez: «Nos visitó la muerte y se ha quedado» (16).
Más adelante, la religión y las ideas marcan sus límites en «Umbrales», una de
las mejores series de poemas, que parte de Vladimir Holan y Christian Peña. Los encabalgamientos alcanzan las sinestesias de versos que juegan
con lo clásico y con harto respeto a través del lenguaje coloquial:
No
puedo hablar contigo.
Si
estuvieses aquí
la
arcilla de mi lengua
se
endurecería de pronto
y
mi cuerpo temblaría
vencido
por el peso
marrón
de tu mirada (26).
En la malaria animada el sujeto poético se
dirige a la «Cochinilla», ese insecto hemíptero parásito de plantas que
rescatamos del imaginario para cuestionar la personalidad, el comportamiento
social desde lo individual; así termina el poema: «¿Cuántos vamos por ahí,
muertos de miedo, / con la armadura puesta encima siempre, / siempre, / y la
cabeza doblegada, por si acaso?» (49). Lo particular explica o plantea un interrogante
grupal al que le sigue el simbolismo que en la historia de México tienen
caracoles y demás seres, con la greguería que podemos advertir en el primer
verso y en los dos últimos de «Libélula» (esa palabra que mucha gente elige por
cómo suena): «Papalote atado al invisible / [...] ¿De quién serán los hilos /
que nos mueven?» (51). Los grillos aparecen una vez más en este blog como
pluralidad de voces que se solapan en la grilla, mental y física, podemos
pensar, de poetas que acaban en la última parte, retratados en un espejo roto
por el llanto, vacío, deshecho en la parte blanca que hay bajo el incisivo
poema «Hielo»: «Si arde este cuerpo no hagas caso: / también tiene su peso la
costumbre» (71).
Poemas
como «Poesía joven» o «Apuntes al reverso de un poemario» repiensan el género
literario desde el mismo texto, a la manera de Sara Uribe y sus trabajos recientes. Estamos ante un «Collage de nuestros siglo
(Performance para un Bar Kitsch)»:
El
Marlboro entre el índice y el medio
Glenfiddich
en las rochas (y el perico)
Levi´s
511
Bigote
de Dalí-Garcés, pashmina
Oh
nen@, nen@, nen@
Por
qué no pones Like a Rolling Stone
En
el gramófono
Mientras
leemos otra vez
El
monólogo interior de Molly Bloom
O
vemos una cinta de Woody Allen
Mother!
de Aronofsky
Oh
nenx, qué bien nos sienta el siglo
Qué
bien nos va ser hermeneutas
Artistas
conceptuales
Poetes
emergentes feministas
Apóstoles
animalistas y veganos
[...]
(90)
Y la tachadura subraya más que oculta.
Adán Brand resulta entonces un
poeta sólido, es decir, seguro de lo que hace; garantía de un texto que se
sotiene alrededor del agua como elemento natural básico. Agradezco haberlo
conocido en Aguascalientes junto a Patricia
Ortiz Lozano hace unos meses, con motivo de Una tradición frente a su espejo. Estudios críticos por los 50 años del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (2019), libro en el que el Licenciado
en Letras Hispánicas por la UAA y Maestro en Lingüística Aplicada por la UNAM participa
con un certero trabajo sobre su maestro Antonio Deltoro, a quien le dedica los
dos últimos poemas de Animalaria. Presten atención, el hidrocálido está
presente en Punto en línea o Tierra Adentro.
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