Jaime Reyes (pág. 173)
Jaime Reyes (1947-1999) integra
el Archivo Negro de la Poesía Mexicana
(Malpaís, 2015) con La oración del ogro (1984): el recuento
de conflictos recortados.
«La comunidad es
demandante» es el último verso de La
oración del ogro. También es el título que Eva Castañeda le da a una de las
partes que organizan su introducción a este archivo de Malpaís. Eva Castañeda (Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea - UNAM) se especializa en la poesía coloquial, donde
podríamos ubicar el libro de Reyes. El tema de su investigación contagia
felizmente su claridad crítica para argumentar la importancia de La oración del ogro en la poesía
mexicana, por su descreimiento social y experimentación formal: «escritura y collage son el trabajo poético, hay una
intención deliberada por reconstruir un orden, lo que no un discurso, pues “el
decir” de la comunidad debe mantenerse íntegro, su testimonio, su lamento son
el eje de La oración del ogro» (12).
El «caos» de versos y prosas puede vincularse con el tema mismo de la obra: el
desastre social: «Si el contenido y los temas versan sobre la catástrofe, el
libro bien puede apuntar al aparente desorden formal» (19). Tal como hizo José
Emilio Pacheco con Elena Poniatowska en los testimonios del 68, Castañeda
considera que esta obra de Reyes es un precedente de las transcripciones
periodísticas que llevan a cabo Sara Uribe en Antígona González (2012) o Luis Felipe Fabre en La sodomía en la nueva España (2012).
Jaime Reyes llevó al
extremo su apuesta poética, sin duda este libro no es sencillo, no se ofrece
transparente a los lectores; su densidad reside en los tránsitos de un registro
a otro, en las distintas historias que los personajes cuentan, la coralidad de
voces resulta apabullante porque lo que narran es descarnado (24).
El poemario sin escritor
propiamente dicho, sino con ensamblador,
cimienta una nueva forma de expresión que, desde los ochenta, se viene
desarrollando y matizando con las nuevas redes y modos de lectura.
Adolfo Castañón habla
«del Ogro y su testamento» en Letras Libres, definiendo a Reyes
como «un ermitaño recluso en la modestia de su urbana espelunca». La misma Eva
Castañeda publica en Cuadrivio «En la orilla del
canon: Jaime Reyes», donde se centra en el espacio urbano a raíz de dos poemas
del autor de La oración del ogro.
La oración... se inicia con un texto dedicado a su compañero de
militancia política: «A José Revueltas»; y continúa con «Oración del ogro», «Se
pensaba que las armas», «7-VII-77», «Querida hermana», «Valientes ellos con las
armas», «El campo destruido», «Que comienza así» y «La ciudad destruida». Los
versículos se alternan con extensos fragmentos sin puntuación (cfr. 143-144).
Veamos algunos casos particulares que nos den una idea de La oración del ogro. Las expresiones populares se fragmentan entre
incisos y un lenguaje coloquial que Reyes recupera de sus recortes textuales: «5:
Lo que es del César –prácticamente chillando−: Son 5 años chingándome en el
administrativo, ni pedo, tengo que tronar la huelga, son 5 años de mi vida» (52).
Los juegos de palabras explotan términos casi idénticos: «Sucio lucio rucio
Trucio provenía del fango» (57). Las frases se cortan para mostrar aún más el
significado de los significantes: «el canal, el cual mudo, cad» (69). La
lectura, a veces ardua, parece conectar con la escritura; esto es: existe una
suerte de alusión al ánimo del lector por parte del autor: «No, aquí yo no
estoy, está usted, él está, yo estoy pidiendo no cierres, no aprietes más» (80).
Merece la pena mantener el libro abierto y tener, al menos, una visión conjunta
de la obra de Reyes. Por lo que respecta a los textos que integra una crónica
(tal como se explicita en la nota al pie), cabe destacar el inicio de
«Valientes ellos con las armas»:
De «El Desengaño» no
queda nada.
Policías vigilan
impidiendo que los campesinos se acerquen,
las reses acaban con
la cosecha.
10 días bajo los
árboles habían esperado.
Luego fueron
golpeados una vez más en una madrugada
de donde los
trasladaron dicen que a Oaxaca.
Hoy ni siquiera la
libertad tras el despojo les pertenece (105).
Quedan patentes al menos dos fenómenos: en primer lugar, el lenguaje
periodístico propio de una crónica del conflicto cabe en el poema («donde los
trasladaron dicen que a Oaxaca»). El poeta dice lo que un corresponsal dijo que
dijeron los protagonistas del texto que, al cabo, somos nosotros, los
campesinos, la sociedad anónima. Por otro lado, se produce el efecto inverso:
el hipérbaton y la metáfora existen en la primera de las funciones del
lenguaje: «Hoy ni siquiera la libertad tras el despojo les pertenece». La voz
colectiva de Reyes manifiesta el objetivo de la poesía del desencanto: «Queremos que se dé cuenta./ Que se publique todo esto
porque son verdades» (134).
La poesía que logra
crear Reyes desde crónicas y entrevistas liga su inicial formación periodística
con la expresión herida. Castañeda destaca la apropiación y la reescritura de La oración del ogro. Quizá lo que falte por
nuestra parte sea la relectura. Malpaís la posibilita.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario