Andar querrán mis
pasos la dorada
calle que me miró
nacer un día
acabaré disuelto
en sus ocasos,
espejo en que se
miren las arpías.
Mas no en esta
otra acera de Insurgentes
habrán de cerrarse
mis heridas:
cantar sabe mi
pluma los delfines
y perder el
respeto a la Academia.
Pluma que espada
en el amor ha sido,
versos que me
defienden más que el traje,
páginas que contra
el silencio he escrito,
su tinta perderán,
no su coraje,
la calle cantarán
y el homenaje
Holbein será, mas
Holbein y Correggio.
El
soneto
de Vicente Quirarte «Amor constante más allá de Insurgentes»
permite el comentario literario y lingüístico que exige la fase de oposición a
profesorado de Educación secundaria. Pese a que no es anterior al siglo xviii, sino contemporáneo, de finales
del xx, puede analizarse desde la
perspectiva de la famosa obra de la que parte: «Amor constante más allá de la
muerte», de Francisco de Quevedo.