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suspendido.
Sara
Uribe
Sara Uribe (Querétaro, 1978) es, sin duda, una de las referencias poéticas en México. Sus recientes libros Magnitud/e (Gusanos de la nada, 2012), Siam (FETA, 2012) y Antígona González (Sur+, 2012) están disponibles en el Archivo de Poesía Mexa:
En su blog Nada es para siempre, en La Tribu, en la revista Lecturas
o en PlayGround
también encontramos parte de la obra de la autora que colabora con Tierra Adentro.
Después de Lo que no imaginas (2005), Palabras
más palabras menos (2006), Nunca
quise detener el tiempo (2008) y Goliat
(2009), Sara Uribe publica Magnitud/e
(2012), en coautoría con Marco
Antonio Huerta (a quien le dedica Siam)
y con traducción de John Pluecker. El poemario muestra ya el compromiso social
y la denuncia que, sin desatender la estética, vertebran la obra de la
queretana. Hay que recordar que Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, candidato del PAN a la
Presidencia de la República, murió junto con el diputado Javier Calvo Manrique
en un accidente automovilístico en 1989. La agitación política de entonces hace
pensar en un atentado orquestado por el Gobierno. Esta muerte, sumada a las del Arzobispo
Juan Jesús Posadas Ocampo, Colosio, Juan Camilo Mouriño Terrazo, Rodolfo Torre Cantú o José Francisco Blake Mora,
inspiran textos que metaforizan los insectos y la anatomía de la especie. La
magnitud de tales asesinatos contrasta con la de otras personalidades.
¿Es fácil matar a una mosca? El mensaje se difunde a través del lenguaje claro, cercano y sin alteraciones sintácticas o excesivas figuras retóricas (más allá de la ya mencionada alegoría entomóloga). Tales muertos dejan de ser anónimos, en parte, gracias a la labor que desde 2010 lleva a cabo el blog Menos días aquí (recuento de muertos en México), donde colabora Uribe, como lo explica Nidia Rosales Moreno en Tierra Adentro. Esta práctica de contar muertos dará pie a Antígona González.
¿Es fácil matar a una mosca? El mensaje se difunde a través del lenguaje claro, cercano y sin alteraciones sintácticas o excesivas figuras retóricas (más allá de la ya mencionada alegoría entomóloga). Tales muertos dejan de ser anónimos, en parte, gracias a la labor que desde 2010 lleva a cabo el blog Menos días aquí (recuento de muertos en México), donde colabora Uribe, como lo explica Nidia Rosales Moreno en Tierra Adentro. Esta práctica de contar muertos dará pie a Antígona González.
Siam
(2012) se compone de cinco partes: «Carcasas», «Cámara oscura», «Cuadrilátero»,
«Siam» y «Papeles de extranjería». El monólogo de la distancia con el ser
querido recrea mediante frases breves el ritmo del dolor. Los versos sangran y
se desplazan, se quiebran por corchetes, cursivas y notas al pie; recursos que aluden
al hecho poético y a los vacíos de significado. Así dice «Outsider»; poema, por cierto, recogido en Sombra roja:
[...]
Los otros: los nosotros
[esporádica
la traslación]
esporádicas
las
conversaciones
[de los años todos] [los años del ahora] [faltan
registros:
[una mujer de mediana edad ha fallecido esta noche
en
un
incendio] [una mujer de mediana edad es otra
forma
de advertir: él no volverá más]
faltan registros]
aún seguimos uno al lado del otro, en medium shot.
[...] (38)
Si Magnitud/e terminaba con las acepciones
de la maravillosa palabra que es «colofón», en Siam encontramos los sentidos de «peregrino». Mediante estas
técnicas, me parece, la poeta actualiza los convencionalismos y el conflicto
que supone la ausencia de Bernardo Uribe (a quien también le dedica este libro):
«Te digo que huésped en su insomnio. Que óbice y cuadrivio. / Te digo. Te digo y
te repito» (45). La migración ocupa los textos finales, que de distintos modos recuerdan
al desplazamiento de Gloria Gervitz, Gaëlle Le Calvez o Dolores Dorantes.
Antígona
González (Sur+, 2012) es una lectura obligada y necesaria. Recientemente se publicó con una traducción de John
Pluecker (Les Figues Press, 2016). Es de los pocos poemarios del México
contemporáneo que cuenta con varias ediciones. Comienza con una pregunta de
Cristina Rivera Garza: «¿De qué se apropia el que se apropia?» (9). Este
interrogante será el hilo conductor de una historia (la de Antígona González,
personaje real) narrada mediante prosas y estrofas fragmentadas que, sin
embargo, funcionan de forma autónoma, a veces como aforismos o frases
lapidarias: «Una mujer intenta narrar la historia de la desaparición de su
hermano menor. Este caso no salió en las noticias. No acaparó la atención de
ninguna audiencia» (20). Las distintas voces ramifican la intrahistoria en boca de
la propia autora, de la hermana del desaparecido, de la hija de Edipo y Yocasta
(como herencia, tradición y renovación) o de los poderes fácticos: «este monólogo debe posibilitar que una única
actriz asuma todos los roles» (60). La tierra de Rulfo se llena de neblina
y saltos temporales. Aunque este libro fue escrito dos años antes de los 43
desaparecidos de Ayotzinapa, con una redición en 2014, un breve poema
recuerda o augura:
¿Dónde se
halló el cadáver?
¿Se le hace
normal que un autobús desaparezca y los
pasajeros
muertos aparezcan en fosas? (78)
Las notas
finales de esta obra explican que su origen fue una obra de teatro que encargó
Sandra Muñoz. Reconoce asimismo la inspiración de Sófocles y otros referentes
que conectan con la situación actual de México. Ana Franco Ortuño reseña Antígona González en el Periódico de Poesía de la UNAM con el título de «Poéticas de la negatividad»; y
explica que «es una voz comunitaria (política de texto) que funciona para la
memoria colectiva y codifica la mitología de una urgencia, en la que se
articula la narrativa del indescriptible dolor». Sobre esta patria escribe
Higashi en iMex.
Estamos ante una poeta que trata los problemas del norte y traspasa fronteras, siendo publicada en
numerosos medios internacionales. Ejemplo de ello es su reciente I never wanted to stop time, traducción
de Victoria M. Contreras, (Editorial Medio Siglo, 2015). La apropiación, la
intervención y la crítica son formas de cultivar los pasos de la dimensión social en la lírica mexicana.
En marzo de 2019 entrevistamos a Sara Uribe con Yolanda Segura en El Paso, por Bitácora de vuelos. La importancia del personaje de Antígona en la literatura contemporánea merece un trabajo.
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