domingo, 22 de octubre de 2017

Daniela Camacho

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La parte peligrosa de la cura es su lenguaje.
Daniela Camacho

Daniela Camacho (Culiacán, Sinaloa, 1980) es autora del poemario [imperia] (Fundación editorial el perro y la rana, 2013), entre otros muchos. También publicó, junto al creador audiovisual Christian Becerra, el libro Carcinoma (Colección Libros de Artista, 2014). En lo que sigue, hablaremos de estos dos materiales que nos ofrece el Archivo de Poesía Mexa.

            Son numerosísimos los espacios digitales que cuentan con la obra o las lecturas de la sinaloense. Desde La Otra, Círculo de Poesía, Internatural, Otro páramo, Soma o el propio blog de la autora, alrededor de 2010, a las revistas El Humo, Liberoamérica, Uno y Cero, Buenos Aires Poetry, Mis desastres naturales o el blog de Laura Giordani, más recientemente.
            Su poemario [imperia] (2013) vio la luz en Venezuela, país donde se viene apostando fuerte por la poesía, especialmente por la mexicana; tal como también lo muestra la revista Letralia. Una estructura tripartita («el aislamiento de los cuerpos puros», «islísima» y «morir de paraíso»), a) b) c)…, ordena las visiones de la enfermedad, rito de paso para la muerte que hay en la vida. Cuerpos, dolencia y dimensiones alternas se suceden en el lenguaje que no respeta el caos regido. Daniela Camacho parece el correlato mexicano de Alba Ceres (Nápoles, 1986) en España. Ambas hablan del cáncer, tienen influencias orientales, huyen de la mayúscula tras el punto que sutura destellos ágiles al verbo como fuerza sensitiva. Cómo nombrar lo que envuelve al daño: «alquil sulfonatos: busulfan triazinas: dacarbazina temozolomida etileniminas: […]» (24); altazorianamente. La puesta en escena del verso sobre la página, se quiebra y se extiende como las formas de Rocío Cerón en su Imperio (2009). El espacio se concreta en un superlativo con fecha capicúa. El tiempo empieza en bucle en «una ciudad amamantada por la luz, un archipiélago, la adquisición de mi lenguaje aún en ciernes. // la acústica de los elementos presagia una catástrofe» (45). La prosa de Camacho encierra múltiples y sugerentes lecturas que hay que revisar. Que sirvan estas líneas como una invitación a ello.
            Carcinoma (2014) es el tumor maligno que se deriva de las paredes de las células. Los poemas se integran de los pequeños fragmentos que sobrevivieron para matar. Así dice el texto que abre el libro ilustrado por Becerra:

PRINCIPIA:

Alteración y abultamiento.
La mano ajena retrocede con espanto.
Así dejó de existir la caricia.

Primera sospecha
(los tumores suelen ser benignos).

Corregir.
Completamente ida, la mente
toca lo que él, o ella, o eso
ha comenzado a destruir (6-7).

Y es que «La enfermedad odia el desorden. Sus amenazas / ilegibles» (8). El ritmo versal de Camacho se introduce en el lenguaje de la experiencia cual bisturí que precede a los puntos o las grapas que cicatrizan para luego ser reabiertas y cerrar y abrir la herida que no sanas: poesía; «Pero abre los ojos. Afila tu espada. Mira a tu melliza / interior deshacer con gracia este peligro» (9).
            Hace unos meses, la imparable revista Oculta entrevistó a la poeta y traductora. Darío Zalgade le plantea algunos temas que explican su poética. Por ejemplo:

Te comentaba hace poco que uno de los rasgos que más me llamaban la atención en Carcinoma era la sensación de armonía que parecían transmitir sus textos, sus imágenes o incluso la disposición amplia y luminosa de sus espacios. Vos padeciste un cáncer, su dureza, sus riesgos, y sin embargo conseguiste proponer una experiencia estética realmente hermosa a partir de ahí. ¿De qué manera se consigue algo así? ¿Qué procesos ocurren en la mente de una artista que sufre por una enfermedad y decide producir algo tan lleno de luz a partir de ella?

Yo buscaba, tal vez, algo desconocido, pero de lo que dependía. La escritura permite ese extravío. Para mí, la enfermedad había sido un lugar de paz, de revelación, de mucha claridad. Por lo tanto, las decisiones ya estaban tomadas. Es difícil de explicar. Carcinoma necesitaba un espacio, un lugar más allá del libro, pero en el libro. Christian me ayudó a construirlo. Había que hacer cálida esa belleza clínica. La enfermedad es siempre un principio, quería mostrarlo, y ‘deshacer con gracia ese peligro’.

En esta misma entrevista, Daniela Camacho destaca los trabajos de Alejandro Tarrab y Clyo Mendoza dentro de las redes dialogales de la poesía mexicana contemporánea.
            Estamos ante un ejemplo muy ilustrativo de quienes escriben poesía y acaban de ser considerados mayores de edad por los premios y las convocatorias de jóvenes creadores hasta treinta y cinco años. Además de los tonos y las capas artísticas que sostienen la poesía de Camacho, vemos a una palindromista, a la manera de Merlina Acevedo. El auge de dicha técnica paralela al verso demuestra la precisión que recae cada vez más en lo breve, extensible y plural. Sigamos atentos a Camacho; acaba de publicar Experiencia Butoh (Amargord y Cosmorama Ediçoes, 2017) y Lantana (Ejemplar Único, España, 2017).


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