domingo, 20 de diciembre de 2020

Trayectorias (sor Juana Inés de la Cruz)

 

Trayectorias (Sor Juana Inés de la Cruz) (Letra Franca Ediciones, 2020) es el reciente poemario de Iliana Rodríguez Zuleta (Ciudad de México, 1969), una de las autoras más implicadas en el proyecto CORPYCEM, que se presentará próximamente. Su reciente libro concentra algunos rasgos que aparecen en su obra desde hace veinticinco años y que la convierten en una referencia que todavía no ha sido estudiada lo suficiente.


            Estamos ante una escritora que a la vez es profesora, por lo que labor académica (como ocurre con Kyra Galván, por ejemplo) se entrelaza con la creativa. Destacan su Doctorado en Letras por la UNAM, así como las clases que imparte de literatura novohispana en la Universidad del Claustro de sor Juana (de 2000 a 2005; desde entonces, trabaja en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México) a la vez que publica su primer poemario de tintes pre y novohispanos, Efigie de fuego (Instituto Mexiquense de Cultura, 2003).

            El tema religioso que inicia el poema homónimo de este libro inaugural continuará hasta Trayectorias precisamente con una poética, continuum, que desarrolla en Lapidario (Ediciones Fósforo, 2013), con el vínculo que tienen nuestras creencias tras la Conquista con la naturaleza, así como el significado y el valor que le damos a las gemas; pasando por Trace / Traza (Darklight Publishing, 2017), traducido al inglés por Arthur Gatti y Roberto Mendoza Ayala, con ilustraciones de su padre, Guillermo Rodríguez Camacho, como ocurría en su primer libro, Claroscuro (Mixcóatl / Ediciones Mixcóatl, 1995).

            La perspectiva feminista que dejaba entrever el libro anterior a Trayectorias, Trace / Traza (donde dice por ejemplo: «Más bien, yo quería ser la heroína: / y aún me sigo esperando / mientras tejo y destejo / estas amargas líneas», 43) eclosiona con fuerza en este explícito homenaje a sor Juana que acaba de publicar en la serie «Trece poetas contemporáneos más allá de la cuarentena».

            El inicio instaura un lugar, en medio de (significado del Nepantla originario de sor Juana, al que también se refirió últimamente Elsa Cross), a la manera de Cervantes y su archiconocida obra. Estos son los dos primeros versos de Trayectorias: «En un lugar / en medio del mundo» (5).

En esta plaquette de quince poemas breves, el característico sujeto poético en primera persona de Iliana Rodríguez recorre el lugar en el que vivió «la peor de todas». La biblioteca da paso a una precisa y aguda reflexión sobre el conocimiento (siempre desde una reivindicativa perspectiva femenina). La cocina actualiza los tópicos sobre el ámbito doméstico y que tiene que ver con la historia de México desde la gastronomía que poetiza también Claudia Almaraz.

Existe asimismo una fijación por el rostro; en este caso, del referente que es sor Juana; por mirarla de frente, a través del espejo, como el Cristo crucificado que veíamos en Efigie de Fuego. De tal modo, a través de la poesía la autora de dilatada y reconocida trayectoria pone a dialogar su encierro intelectual con las libertades que permite el intelecto.

Se trata, al cabo, de un ejercicio que persigue delinear la sombra de un mito y de una persona. Entre tales espacios, entre la realidad y la ficción, entre la historia y la conjetura radica la cuestión, por ejemplo, del poema X:

 

Grande es la soledad que de todos modos se padece.

Lysi

 

Los muros de este dormitorio

–¿el tuyo, Juana?, ¿el mío?–

se fugan en desbandada.

Las líneas no corren paralelas.

¿Más allá se juntan? (11)

 

La pandemia sirve de hilo conductor para los últimos días de sor Juana y la actualidad que la autora vive (y vivimos, de ahí la importancia de leer lo contemporáneo). Ante situaciones críticas, el ser humano se percata de su vulnerabilidad. «Los instrumentos / ya no miden a los astros» (12) y las disciplinas artísticas (como las pictóricas, que tanto permean su trayectoria) resultan limitadas para la extensión de lo inabarcable, que también es el poema. Su precisión, casi epigramática, me parece uno de los principales logros de Rodríguez (amén del dominio de los acentos, en heptasílabos y endecasílabos, no tan comunes en este pero sí en otros de sus libros).

Iliana Rodríguez, por su formación académica y su obra poética, articula una genealogía que encuentra en su oficio hasta Trayectorias una propuesta estética honesta, crítica y particular que dialoga, al mismo tiempo, con los mejor de la poesía mexicana contemporánea.




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