Emmanuel Vizcaya (Ciudad de
México, 1989) enriquece el archivo de Poesía Mexa con dos de sus obras recientes: Sphera Prisma (Poesía Mexa, [2016]
2020) y Los Zentros (Autopublicación en Instagram, 2019); apuestas
experimentales por enriquecer las líneas poéticas más recientes.
Como veíamos con Daniel Medina,
Poesía Mexa se encarga de editar parte de la obra del autor que nos ocupa. El subtítulo
de Sphera Prisma, brevísima antología personal 2010-2020, da cuenta,
como Daniel Téllez en este año 2021, de la, en su caso, primera década de escritura.
Reúnen estas páginas una selección de
textos escritos entre 2010 y 2020. Incluye material de NEO/GN/SYS
(Proyecto Literal / Mantarraya Ediciones, 2014), Aerovitrales (Cuadrivio
Ediciones, 2015), Los Zentros (Instagram, 2019) y Cielo de Radares
(Herring Publishers, 2020), así como textos inéditos o que aparecieron en
recónditas publicaciones. Se combinan, pues, géneros que van de la lírica al
cuento.
Si con Xhevdet Bajraj o Julián
Herbert pensamos en la poesía distópica, apenas cultivada en México, la
ciencia ficción que trabaja Vizcaya presagia acontecimientos futuros (al momento
de la escritura) que ya se están dando cita, salvando las distancias con
personajes fantásticos que protagonizan los textos narrativos de Sphera
Prisma. Ejemplo de ello será «Pais(aje)» (29), con tintes de la pachequiana
«Alta traición» que estudia Ignacio Ruiz-Pérez en América sin Nombre; así como «The Shooter», cuyo final es este: «Y este país es
México / y México es el agujero pero de un tiro de gracia» (30).
Formalmente, sorprende, de los primeros
textos el guion bajo que acompaña al final de cada verso, línea centrada o
justificada a diferentes márgenes que recuerda a la escritura de los primeros
procesadores de texto. Simulando un aparato de reciente creación que permite
una novedosa manera de comunicar, la trilogía mencionada, de 2014, sigue
vigente, por ejemplo, al inicio del poema «kráter»:
no
soy mi nave_
tengo
algo que parece una herida_
un
impacto en las profundidades de los poros_
coros
desbordándose
en el aire como un virus_
en
la noche del espíritu
el
silencio se abre a la mitad
y
los trozos que se elevan dejan marcas imborrables_ (8)
El
sujeto poético simula un viaje interestelar y se vale de un símil que bien
podría dar que hablar ahora mismo con la literatura y los estudios al respecto
que motiva la pandemia. Disquisiciones sobre actos aparentemente nimios que envuelven
una agenda o una fruta despliegan las aristas de la cotidianeidad a ojos del
ritmo del que, también en prosa, es garante el personaje dibujado por el poeta
mexicano que hereda las instrucciones de Jorge Ibargüengoitia o de Luis Humberto
Crosthwaite y la variante de expresiones populares que vimos con Maricela Guerrero.
Entre los textos inéditos o dispersos,
llama la atención el uso que se le sigue dando a la paranomasia oweniana que
aprovecha el seseo y su ironía habitual: «A las parejas se les recuesta
desnudas sobre una especie de hamaca de hierro donde se abrazan y abrasan; incluso
hay quien decide tener ahí su último encuentro sexual» (25).
Si con Horacio Warpola vimos el primer libro de poesía para Instagram Stories, Carcass,
ese mismo año se publica también Los Zentros.
Al propio Warpola se refiere Vizcaya cuando meses después adapta su obra al
formato de la famosa red social.
El autor del cuaderno de sueños Cielo
de Radares (2020) ‒en la línea de Homero Aridjis, Manuel Iris, Pierre Herrera o Diana Garza Islas‒, ofrece una particular visión de la existencia en Los
Zentros, ya presente en buena medida al final de Sphera Prisma.
Javier Moro lo entrevista al
respecto en Jernónimo Mx. Destaca el modo en que el autor ajusta su trabajo a la red:
Instagram te
presenta filas de tres imágenes, tanto en el celular como en la compu, entonces
a partir del recurso de ese mosaico fue mi base, pero esto al mismo tiempo me
obligó a hacer el cambio más considerable de todo el proceso, porque en un
inicio el libro estaba conformado por 30 poemas, pero para que se ajustará a
este mosaico de tres por tres, tuve que recortar un poema de cada una de las
secciones en las que está dividido el libro, para que cada una de estas
secciones tenga en total nueve poemas. De esta manera cada sección tiene nueve
poemas y me da un cuadrado perfecto, y ese fue uno de los cambios más
considerables, tuve que recortar tres textos para que se ensamblara
perfectamente, el epígrafe queda flotando al centro, y después hay espacios en
blanco, porque también me gusta jugar con la idea de que los vacíos son
significativos. Las partes que dividen cada una de las secciones tienen
pequeños vídeos, que representan cada una de las secciones, son videos en los
que los elementos están girando, lo cual es un elemento totalmente visual, para
que se vea bien, que tenga una estética.
De
atrás hacia adelante, pues, advertimos la música de Nosaj Thing en la pantalla
que centra la imagen de lo que podríamos mencionar cubierta. Cabe insistir en
que Vizcaya utiliza Instagram para la autopublicación de un libro de poesía
previo mientras que de manera consciente Warpola lo vuelca directamente en dicho
canal. Si Carcass funciona de manera dinámica en la burbuja homónima de
Instagram, Los Zentros puede también leerse desde la opción de Stories,
pero al cabo la obra se halla en publicaciones que forman el mosaico; de ahí la
importancia cronológica y medida de la que hablaba el autor en la entrevista de
Moro.
Veamos una muestra de cómo queda a efectos
visuales, con el epígrafe de Gerardo Arana:
Y, ahora, una captura del poema «Mapas»:
Sigamos completando los huecos entre
poema y poema, con la lectura. Pueden hacerlo en Periódico de Poesía, así como seguirlo en su página web
o en su perfil de Instagram.
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