miércoles, 28 de octubre de 2015

El sur del tiempo

El sur del tiempo es la antología poética (1984-2015) que acaba publicar Ángel Petisme (Calatayud, Zaragoza, España, 1961) en Ediciones Sediento, de Manuel Pérez Petit. La rabia y el placer (muchas veces por expresar ese malestar) tienen el ritmo y la verdad del arte. Con pocas palabras, el poeta nos cuenta y cuenta con nosotros, los que en este planeta vivimos, sufrimos y gozamos.


            En primero lugar, hay que decir que consideramos esta antología como poesía mexicana no solo por el hecho de que esté editada, publicada y presentada en este país, ni por el dato de que Ángel Petisme estuviera de gira por el norte de la República mexicana y recitando en el Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México hace unos días en la XV Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la misma capital, ni porque este país protagonice muchos de sus poemas, ni porque su autor ame esta tierra y sus alrededores; sino porque consideramos poesía mexicana aquella que se escribe y se lee en México, independientemente de que el autor tenga su cordón umbilical en tal o cual lugar. El sur del tiempo es poesía universal, si entendemos con este adjetivo que habla de todos y de todo.
Ángel Petisme, a la derecha, recita en el Museo de la CDMX
            Petisme es capaz de desnudarnos con su nostalgia y de armarnos con su voz raspada, incidiendo en las grietas de nuestra conciencia. «Yo soy un hombre que lanzó un zapato a Bush» surge en un territorio conflictivo (si es que los hubiera de otro tipo). La narración y la poesía, la verdad y la ficción, lo dicho y lo oculto dibujan una realidad partida, no siempre compartida. «El hombre que fue a Basora» es una prosa que podría servir para explicar muchas cosas en las escuelas. «Juárez» vela por las mujeres del norte, pese a que el tiempo se empeñe en bajarlas al sur. «El laberinto de la soledad» es una postal de la ciudad más grande del mundo, donde Sabina encontró todo menos lo que buscaba. Petisme parece que buscó todo menos lo que encontró: la vida. El humor de «Necrológica» y la ironía de «La vida» anticipan el arte poética que, de forma explícita, se reunirá en «Cuando escribo» o «Paradojas de la vida».


            «La justicia de los inocentes» muestra el compromiso y la actualidad que, como los clásicos, ya forman parte de Petisme:

Sabed, hijos de puta, que los delitos no prescriben
después de cinco años ni de diez,
ni con un padrenuestro y dos avemarías.
No hay saldo final ni enmienda para vosotros.
El Dios que os investasteis
para redimir vuestros pecados,
el Dios que os creó, a su imagen y semejanza,
se levantó la tapa de los sesos
después de ver el telediario de las tres. […] (69)


Se nota que Petisme es músico, que domina la sintaxis, que ha leído y que ama a México. Se nota que Manuel Pérez cuida la poesía, editando una versión económica y otra estándar. Se notan las venas abiertas. Se abren las notas. Anótese.


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