con cada segundo de dicha
Gabriela Turner
Saad, Polvo de esperanza
Gabriela Turner
Saad ya es un verso. Un octosílabo. El instante poético hilvana la natural
verticalidad de sus dos últimos poemarios: Polvo
de esperanza y En medio de la bruma.
Escucharla es replantear nuestro alrededor, ordenarlo, concentrar en lo mínimo
lo íntimo, lo máximo; como sus poemas.
Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México (Alondra Valverde, Samuel Ronzón, Sabrina Usach, Naysha Flores, Gabriela Turner Saad y Federico Corral Vallejo) |
Escuché a Gabriela Turner Saad en la
XV Feria Internacional del libro en el Zócalo de la Ciudad de México. Allí, en la azotea del Museo de la Ciudad de
México, recitó junto a otros poetas. Las gotas todavía no caían del cielo, pero
su sal aderezó la realidad, ya nunca más insípida.
Su
nombre puede simbolizar la fuerza y el poder de Dios (Gabriela), el regreso a la
creación desde lo pequeño (Turner) y el flujo que corre por entre la tierra,
afortunada, y afortunados al leerla y al saberla (Saad); quizá por eso nació en
Monclova, Coahuila, en 1962 y, además de docente, es poeta y narradora.
Estudió en la UNAM y trabaja en la UAZ. Entre sus libros de poesía destacan Felices y perturbados (1990), Desde la habitación de los años (1992), Más sobre la máscara (1999), Bocanada (2001), Septenario (2001) y los que vamos a comentar brevemente: Polvo de esperanza (2013) y En medio de la bruma (2015).
Polvo de esperanza |
Polvo
de esperanza (Universidad Autónoma Metropolitana, 2013) es un diálogo entre
lo posible y lo inviable, pues queda claro que lo imposible no existe. En pocos
versos, las imágenes se agolpan en la desembocadura encefálica como maderas a
contracorriente. Las marcas de la cotidianidad tienen una historia: «Un signo
descansa en las mejillas/ donde los labios marcaron/ los deleites de una taza
de café/ sobre la mesa» (11). La cursiva tuerce la rectitud de nuestra visión,
ampliándola, inclinándola, ajustándola a lo que realmente importa: «Tejan con hojas de granada/ las barcas de
sus cuerpos,/ quiten las hojas marchitas/ y sonrían en esa inmensidad de agua/
donde encontrarán pájaros y árboles,/ serpientes y desierto, guijarros y
montañas,/ y esparzan sobre las aguas el reflejo del sol/ que los orienta hacia
sí mismos» (42). El viaje es un viraje. La poesía la poseía. Y una luz es
un alud.
Lectura de poesía en IMACP de Puebla (de izq. a dcha.: Javier Taboada, Armando Alonso, Gabriela Turner Saad y Rogelio Rosado) |
En
medio de la bruma (Tintanueva,
2015), obra ganadora del XVII Premio Nacional de Poesía Tintanueva 2015, logra
que la mudez y la ceguera no sean sino otra forma de vida; con el mismo
contenido, pero con distintos sentidos. En el poema «habitan la sal y el agua y
las nubes y la mudez» (27), «sudan las rocas sus destellos» (33) «y respira en
él, el escombro de las aguas» (41). La bruma permite vernos.
Si la leemos, somos sal de su agua;
si la escuchamos, formamos parte de la escena que sus gestos, sus ojos y su voz
crean. Su cuerpo, al recitar o al hablar, es un pentagrama infinitamente
vertical, un coladero de afluentes y vertientes que desde la memoria conforman
al ser humano. El poso que destila sabe a vida. Su brevedad permite la
relectura, la verdadera poesía. Uno puede tragarse una señal de tráfico
mientras disfruta de su voz, de sus palabras, «en el abandono del ropaje».
Terminamos reiterando las palabras
con las que Federico Corral Vallejo prologa esta última obra: «mientras siga
latiendo el milagro de la simbiosis poeta-poema-poesía [Gabriela-Turner-Saad],
premios como este seguirán vivos» (8).
XV Congreso Internacional de Poesía y Poética (de izq. a dcha.: Julio Rivas Mendoza, Ana Luisa García Gómez, Paola Gallo y Gabriela Turner Saad) |
Estos días Gabriela participa en la 35ª Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Mojémonos.
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