Imagen de Atardecer en nebulosas |
soy una hazaña cursi pero soy también un laboratorio
donde gime un ostentoso paje de azufre.
Sergio
Ernesto Ríos
Sergio Ernesto Ríos
(Toluca, 1981) es poeta y traductor. Forma parte del Archivo de Poesía Mexa con sus libros Muerte
del dandysmo a quemarropa (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2012), La czarigüeya escribe (Editorial
Analfabeta, 2014, en coautoría con Diana Garza Islas), Obras Cumbres
(Bongobooks, 2014), Brazuca (Palacio
de la Fatalidad, 2015) y Quienquiera que
seas (FOEM, 2015). Su ¿primer?[1] libro
Mi nombre de guerra es Albión (FETA,
2010) es el único que no aparece.
Podemos encontrarlo en múltiples
referencias digitales: Tierra Adentro, Las afinidades electivas / Las elecciones afectivas, Círculo de Poesía, Vallejo&Company,
El Humo,
Electrodependiente,
Arte Poética, en su blog o en su librería Mi Primer Día en el Salón de la Fama. En la revista Crítica,
Luis Alberto Arellano lo destaca como poeta experimental: «desde Piedrapizarnik
plantó una distancia argumentativa, teórica, con la construcción de un discurso
que tuviera correlato literal con el mundo». Junto a demás poetas, Ríos homenajearía
a Arellano en el Periódico de Poesía de la UNAM.
Muerte del dandysmo a quemarropa (2012) arremete contra las falsas apariencias de
frontera. Las imágenes que introducen algunos de los textos son de Carlos
Maldonado. El tono gris evidencia la estética imprevista. La reiteración es una
narración que nos asombra. Los títulos de los poemas son endecasílabos que
fulguran «Del fuego que trasciende el fuego lema» (28). Cuestiona el poema, sin
dejar claro cuál es el sujeto. De lo que no hay duda es del ritmo, un mirto que
se cruza y se sostiene, sólido y agudo. Hay oído en esta obra que compacta las voces
tradicionalmente ajenas. El lenguaje gana. El poema que da nombre al libro
presenta veintidós puntos que podrían enriquecer las Artes poéticas mexicanas.
Hace
unas semanas compartimos algunas notas de La
czarigüeya escribe (2014) en la entrada que le dedicamos a su coautora Diana Garza Islas.
Obras Cumbres 2004-2014 (2014) recoge diez años de un artista coherente con
lo que predice. También con lo que observa Matías Moscardi en la presentación de
esta antología «como una intervención del espacio poético y sus materiales
constitutivos» (5-6). «Monociclo de los fuegos enanos (Manuscritos e imágenes
del autor)» muestra el proceso de escritura de quien lee a Gerardo Deniz. Existe un rostro en esta obra. Nos refleja abajo. Encierra un
universo que no alcanzamos, mas nos atrae mansos al son. Entomología.
Brazuca
(2015), dice su autor, trata de reproducir el sonido del rap brasileño entre el
choque de dos lenguas. Con nuevas palabras, sin puntuación y con minúsculas
llega el pálpito de la calle sin estridencias:
pueblo desimportante
pueblo carozo
pueblo soneca
hilado alienista en bestialógica (23)
Los paralelismos
tejen una red de referencias que aguanta la atmósfera que crea Sergio Ernesto
Ríos.
Quienquiera
que seas (FOEM, 2015) recopila poemas que de otro modo aún resultan difíciles
de conseguir. Focaliza lo no dicho «como apagar las luces de una casa y dejar a
la noche sus ficciones» (46). Cierra una etapa, una forma y un tema
experimentales que, seguro, dejarán de serlo por afianzar escuela. Los
resultados ya empiezan a ser reconocidos, tal como al final lo señala Ángel Ortuño en el completísimo epílogo a modo de tesela: «su estela de
formidable imaginación verbal» (90).
Durante quince años, la poesía de
Sergio Ernesto Ríos parece llegar al cuerpo que al principio dibujaba un lenguaje
claro que no termina por volverse hermético, sino sugerente desafío; cual
Francisco Cervantes en el siglo XXI.
Hace unos meses, en el programa «El zorro y el erizo» de Radio Cut, Alejandro
Katz entrevistó al poeta preferido de Julián Herbert, como hicieron Francisco Rangel en Tachas
o Eterna Cadencia. Leamos a Sergio Ernesto Ríos. Junto a Diana Garza Islas, acaba de publicar la antología Los
hijos del limbo.
[1] En algunos lugares se dice, como
de pasada, que es coautor del libro Dos
figuras en una cama con testigos... ganador del Premio Nacional de
Literatura «Gilberto Owen» 2006 en la rama de poesía. Igualmente, ¿qué ocurre
con De cetrería, SEMEFO, searching the toilet
in juárez av.?
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