sábado, 10 de febrero de 2018

Gemidos, de Yanine Villalobos

En poco tiempo deseo mi casa.
Yanine Villalobos

Yanine Villalobos (Ciudad de México, 1987) está presentando Gemidos (Fopufaque, 2018), un fanzine de poemas que acaba de editar en Querétaro. Ayer lo hizo en El refugio del poeta, en Elche (España), con un micro abierto que permite conocer el trabajo de una poeta anormal (así se define). Hoy estará en Valencia. Próximamente, en Barcelona, Madrid y Granada; tal como nos lo cuenta en la entrevista del final.

            Los gemidos son provocados por placer o por dolor. Tras dichas sensaciones, desemboca la expresión incontinente. Ciertos episodios de su intensidad emocional forman estas páginas «mojadas por el mar, la lluvia, el sudor, las lágrimas o la lubricación», dice Martha Mega. Y añade: «Yanine está enferma de silencio. Este libro es la operación que intentará salvarla».
            Como sabemos, el sujeto lírico se distancia de quien escribe el texto, a la vez que de alguna forma se refleja en su azogue. Así se suceden las cinco partes de Gemidos: «Dependencia innecesaria», «Use a las personas los humanos no existen», «Resaca», «Espacios Inn-habitables» y «Mis redes antisociales». Cada negación confirma un estado que nos afecta y nos define.
            Las páginas no están numeradas. Los poemas tampoco tienen título. En la parte superior derecha, un porcentaje en negrita muestra el ánimo del momento. Todo empieza con 43%, donde los zopilotes sobrevuelan las dudas, los miedos. 55%: «Siempre voy huyendo / de ciudad en ciudad / pero en cada una de ellas / hay espejos / ventanas / que devuelven mi reflejo / es imposible lograrlo / es imposible huir». Se advierte la naturaleza híbrida de Alejandro Tarrab.
            Seguidamente, la humanidad se ha perdido en seres que son «comida de restaurante de terminal». 57%: «Las personas como “lados B” de un disco de vinilo». Las influencias permiten crear desde la experiencia sin ser un poema de la experiencia. Diez años coordinando y produciendo festivales de música; 59%: «Algunas veces las personas son como películas, en ocasiones lentas / pero interesantes». Al final, 63%: «las personas como aquellos zapatos / que juramos nunca nos pondríamos / y usamos a escondidas». La escritura plantea el dolor con firmeza pero sin estridencias, según notábamos con Daniela Camacho.
Los porcentajes no siempre son ascendentes, aunque progresan. Llega la «resaca» que «jode» como españolismos. La prosa de párrafos breves recuerda el mar, los árboles y el nexo coordinado que une la intrahistoria que también vemos, por ejemplo, en Tesauro de KarenVilleda.
            La construcción del sujeto no es cómoda. El yo es agente y paciente. Se refugia y critica lo postizo o lo superfluo articulando una serie de imágenes sobre las almohadas en los hoteles o el silencio voluntario. El clímax llega con el sincero homenaje a la madre, 99%:

Llamé a mi madre para decirle
que si alguna vez muero
incinere mi cuerpo
y me deje quedarme así
en cenizas
sin ocupar mucho espacio
sin hacer ruido
y me dé permiso
de quedarme con ella
hasta el último de sus días

            El efecto de las cápsulas se concentra en aforismos que recogen los mensajes publicados en las redes anti-sociales. Niegan la verdad, la tragedia. Y lo hacen con eléctrico sarcasmo. El lenguaje corta y deja fluir los humores de un cuerpo y de una mente rebosantes de energía y de talento.
Al final, justo antes de preguntar «¿Para qué quería ser mayor?», viene el índice: un historial clínico a la manera de Zurita donde los porcentajes, mínimos y máximos, coinciden con un pentagrama de una sola línea, agitada por términos que dan inicio a la cadencia.




Arranca Gemidos. El micrófono falla, se incide en la gutural. Un abrazo es el mejor gesto, pero una copa de vino cae y está a punto de gimotear. El local está lleno. Cantan. Y, cuando hay silencio, la propia autora anima las lecturas con un grito. A continuación transcribimos una entrevista que generosamente nos brindó Yanine Villalobos:




¿Cómo llega Gemidos a Elche?

Sin saber qué hace aquí, con incertidumbre pero también con la seguridad de ser yo misma.

Hay varios porcentajes a lo largo del poemario. Ahora mismo, ¿en qué porcentaje estás? Como persona y como poeta.

Es que ahora mismo no me considero una poeta. Me voy a considerar una poeta… pasado el récord que hizo Nicanor Parra y haber escrito m cantidad de poemas, libros y, encima, antes de ello, haberse burlado de la misma poesía, del hecho de ser poeta. No burlado, sino haber hablado irónicamente de ello… Hasta entonces, no me considero poeta.

¿Y antipoeta?

Me la volteaste. Parra es brutal. No me voy a considerar poeta hasta, por lo menos, haber tenido sesenta años y tener lectores de verdad, que sigan mi línea. Obviamente mi línea va a cambiar después de Gemidos. Me he dado cuenta esta noche. Me siento en porcentaje de ánimo… ¿Un 80%? ¿70%? En realidad, me he equivocado, nadie es perfecto. Me han ayudado mucho a complementar todo esto. Y a hacer esta noche suya, no solo mía.

¿Qué nos puedes decir de la editorial?

Fopufaque es un proyecto de fanzine en Querétaro para el fomento cultural, coordinado por Blanmi Núñez y Coatl Sandoval. Les gustó mi trabajo, lo mandé y fui a Querétaro el 19 de enero para juntarlo a mano y engrapar todo, junto a otros proyectos que salieron en este primer tiraje de algo más de cien copias. Fue muy bien en la presentación de la ciudad de México. Falta la de Querétaro. Me siento contenta porque ellos apostaron por mí en navidades, después de que varias editoriales jugaran con mi tiempo y con mi trabajo, con mi ser.

También trabajas como productora cultural…

Sí, hago booking, vender artistas. A veces, voy de tour con ellos. Soy free lance, trabajo para varias agencias. Llevo diez años haciendo eso.

¿Son frecuentes sesiones de este tipo (de micro abierto) en Querétaro, en México?

En México lamentablemente no existe de momento.

En el avión a Madrid escribiste un texto que compartiste en las redes y con el que cerraste hoy el recital. Habla del espacio y del tiempo, posibles ejes de tu poética. ¿Eres más espacial o temporal?

Soy anormal.

¿Qué significa anormal?

Creo que a veces conecto y a veces no, pero siento que esta noche Gemidos y cada uno de los textos que cada persona leyó han sido un espacio-tiempo increíble.

En la penúltima página viene la imagen (¿entrañamiento gutural?) de un parte médico con tus datos y los del libro. ¿Qué tiene que ver lo gráfico con lo sonoro?

Es el índice, tal cual. En 2017 tuve muchos episodios con médicos desde que tuve un accidente en la muñeca… Me cayó un trozo de ventana. Quería llevar una vida tranquila. No más giras en fines de semana. Eso me ha impedido tener una relación formal. Mi pareja se cansó de ello y me empecé a relacionar con músicos, con quienes más convivo. Fue un cambio. El parte médico muestra el índice de mi poemario, marca el estado de ánimo de cada texto. Por eso los cinco apartados y, por eso, al final vas a encontrar el título real de cada texto. Antes de publicarlo releí, releí, releí… Y en algunos textos dije: Yan, esto es una mierda. Es como el 3% o algo así. Y dije, claro, por qué no: hacerlo diferente y cambiar. ¿Por qué no, en lugar de poner los títulos reales, poner estados de ánimo? Entonces releí, revisé y di con un texto de 2015, el primero, que habla de una dependencia innecesaria hacia otro ser. Me sentía así, tal cual. En ningún momento llego al 0 o al 100%. Solo en uno que le escribí a mi madre me acerqué a sentir completa, porque es el estado humano en el que tú estás soltándote, siendo sincera con tu madre, que llega a ser tu mejor amiga después de que en la adolescencia fuera tu enemiga al sobreprotegerte. Ahora le puedo contar todo y entiende que quiera estar solo durante tres días, un mes... En ese poema le dije todo lo que tenía que saber. Lo que alguna vez no le dije.

En la parte de «Mis redes antisociales» has leído textos que no aparecen en Gemidos

«Mis redes antisociales» son como aforismos que escribimos en Twitter, en Facebook… Ya no soy mucho de publicar en las redes sociales porque me da vergüenza, pero de pronto sí suelto cosas. Es. tal cual, un apartado de esas redes porque vivo y no vivo. Hace un tiempo una persona me dijo: te voy a seguir por Facebook. Sí, está bien. Podré decir lo que hago, pero no lo que yo siento. No eres totalmente transparente…



Y en este momento sentimos su potencial. Disfrútenla. En unas horas estará en Kaf Café. Podemos seguir su actividad en Twitter o Instagram. Y encontramos parte de su obra en Liberoamerica, El Periódico de las Señoras, Tercera Vía o Cultura Colectiva.

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