En el marco de la
Red 5746 “REA (Recursos Educativos Abiertos) para la ampliación del canon de
lecturas en español en el aula de Primaria”, en las próximas semanas revisaré
las obras de LIJ (Literatura Infantil y Juvenil) que facilita el FOEM (Fondo
Editorial del Estado de México) en su sección “Lectores niños y jóvenes”. Concretamente, siguiendo el tema de este blog, me centraré en
poesía.
En primer lugar, destaca Luna del alba
(FOEM, 2021), de Elías Dávila Silva (San
Pedro Totoltepec, Toluca, Estado de México, 1966), con ilustraciones de Rogelio
González Pérez. Se trata de una serie de haikus que podemos trabajar en los
primeros cursos de Primaria por varios motivos: por supuesto, la brevedad, la
precisión y el estímulo que supone tanto por la comprensión como por el ánimo
que despierta como ejercicio de escritura creativa, si seguimos la Gramática de la fantasía de Gianni
Rodari.
Junto a los anteriores rasgos,
generales, resulta particular el ejercicio de Dávila y González por ofrecer una
lectura de la mano de la imagen, para estudiantes que fortalecen la
lectoescritura y la alfabetización multimodal con la lectura en pantalla. Así
arranca Luna del alba (p. 9):
El propio título,
entonces, ya es un verso de cinco sílabas, cercano a la famosa composición de
origen japonés que es posible llevar al aula con tales ejemplos ‒y, si hiciera
falta, con el didáctico libro de la también poeta Elena Medel, Todo lo que hay que saber sobre poesía
(2018). Al pórtico, “Luna del alba”, le sigue un verso de siete sílabas
(también en arte menor) y otro, el tercero y último, de cinco nuevamente.
Además de la brevedad de la
archiconocida estructura, el contenido se despliega respetando, en primer
lugar, la descripción, cual metáfora, cercana esta vez al oxímoron, que supone
la unión del astro con la salida del sol. Alba, por otro lado, de tradición
medieval si pensamos en el fin de la noche y, en la oscuridad, del encuentro de
quienes se aman. Son estas algunas interpretaciones del primer verso del primer
haiku; que, ojalá, nos ayuden a comprender el conjunto del poema integrado en
el libro que reúne más de un centenar (120).
La acción llega con el segundo
verso, el más extenso, fácil de comprender, sin embargo, a pesar del hipérbaton
(desorden sintáctico): “canta el gallo que un hombre”. Ahora bien, la
desautomatización, según el formalismo ruso (ostranenie), se logra con el
último verso, sacudida final para la comprensión lectora y lectoliteraria del
todo, del conjunto, que imaginábamos como sensación: “lleva en el brazo”.
Resulta, pues, que la imagen, que ilustra González, no es una abstracción
mental sino que comienza, cual tatuaje, calcomanía, entendemos, en el cuerpo
del protagonista. Este se repetirá en lo que sigue. El tono narrativo, sumado a
las sensaciones propias del haiku, permite trabajar la poesía desde la
narrativa, como suma de microficciones. Lo que al mismo tiempo, ya lo señalamos,
genera la animación en el alumnado por la escritura, de la mano de la lectura
y, por qué no, también del dibujo.
Desde esta primera interpretación,
con la lectura en el aula, en voz alta, sumada al resto de haikus, se llega a
otra más lógica que es la del vocativo, título del libro, como verdadera
protagonista (luna personificada) y la onomatopeya (tan habitual en estos
niveles educativos) del animal que es trasladado por el ser humano (ente, a fin
de cuentas, secundario en el universo trazado por estas líneas). Son diversas
posibilidades las que pueden generar discentes que leen, ven e imaginan a todas
luces.
La naturaleza, ahora sí como
impronta que tan mal deja el ser humano en el medio, en relación con los ODS (Objetivos de
Desarrollo Sostenible), resulta tópico necesario para reflexionar dentro y
fuera del aula a propósito del impacto que generamos en el planeta mal llamado
(diría José Emilio Pacheco) Tierra.
No en todos los haikus se cumple la
estructura comentada. Algunos versos reducen el número de sílabas. Tampoco son textos
dirigidos únicamente a Primaria. La lectura conjunta de la obra da cuenta de una
complejidad mayor que depende de quien medie en la situación de aprendizaje, de
los niveles de lectura, del intertexto (según Mendoza). En cualquier caso, por
lo general, desde la muestra planteada, se anima a la lectura de Luna del alba aprovechando
el catálogo de FOEM como REA para la LIJ y los ODS, así como las actividades,
las inferencias, los comentarios que tal ejercicio, abierto, pueda generar. Eso
nos pasará a Mónica Ruiz Bañuls y Olivia Martínez Giménez de Léon,
próximamente, en Innovaestic 2023.
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