Mujer embrión |
Así el tintero cae y en el acto se dibuja la
mancha
a ella en el llanto el rencor se le
disuelve
todo es memoria
Adriana Tafoya («Sudario», Parábolas del equilibrio)
Adriana Tafoya (Ciudad de México, 1974) es una poeta que atrapa, cual araña negra. A
continuación trazamos un intento de poética a partir de cuatro de sus últimos libros:
Mujer embrión (VersodestierrO, 2013),
Los rituales de la tristeza (Rojo
Siena, 2013), Diálogos con la maldad de
un hombre bueno (Inferno, 2014) y Parábolas
del equilibrio (Sikore, 2015).
Mujer embrión (VersodestierrO, 2013) es una intromisión humana,
aclarando lo oscuro que se gesta en cada uno de nosotros y que, sin darnos
cuenta, nos es común. Algunos de los rasgos más frescos de sus versos son la
ironía, el humor negro y los juegos de palabras. Tales aspectos se concentran
en la brevedad de «sementerios inmensos» (15) donde la dicha es triste y fértil.
La poesía femenina (si existe) está aquí representada y defendida. Así concluye
Andrés Cardo el tríptico manchado de vino que consigo tras escuchar a Tafoya en
El Cerrojo: «No cabe duda de que este poema de largo aliento será referencia
para hablar de la poesía mexicana escrita por mujeres en el presente siglo».
Los rituales de la tristeza |
Los rituales de la tristeza (Rojo Siena, 2013) son los «grandes
éxitos» de la poeta mexicana. Este calificativo lo usó un chico en el Museo de
la Ciudad de México al dirigirse a Ana María Chávez, quien vende sus libros,
entre otros, cada vez que VersodestierrO organiza un evento (que suele ser muy
a menudo).
Con este libro ocurre algo
insólito. Y es que al citarlo no estamos cometiendo un delito, como en el resto
de veces. La página de créditos no prohíbe: «Se permite la reproducción parcial
o total de esta obra por cualquier medio, con la condición de otorgar
reconocimiento al autor, colección y editorial» (4). Las ilustraciones de Jesús Escalona Bernal acompañan algunos de los textos más antologados de
la poeta mexicana. Además del ya clásico y enternecedor «Viejos rituales para
amar a un anciano» (29-32) –presente en el último número de la revista Blanco Móvil–, en este canto «negro azul petróleo» (9)
encontramos humildad («De la tristeza del poeta al bajar la marea en la mesa de
lectura») y sincero presagio en «Los rituales de la tristeza (poema último)»:
«[…] el humano es perecedero y vive/ para aprender/ y entregarse/ al singular
acontecimiento/ de la muerte» (54).
Adriana Tafoya, Rogelio Perusquía y Guillermo Vega Zaragoza en El Cerrojo |
Esta recopilación de Rojo Siena
Editorial incluye «a manera de epílogo» un diálogo entre Hortensia Carrasco y
Miguel Ángel Córdova. Para la primera, la voz de Tafoya «es una tristeza que
parte de una crítica reflexiva sobre el comportamiento de la humanidad» (55).
Asimismo, Adriana es heredera y renovadora de la tradición según vemos en el segundo:
«Reconozco la poesía en las canciones populares mexicanas […]; aquí la estética
golpea y también puede tararearse» (58). Al respecto de tal magnum opus, Roxana Cortés apunta que la
autora «encierra el sol en una bella caja musical». La luz y el calor vienen
pues con la armonía de lo que atrae a los ojos y al oído y al resto de los
sentidos.
Diálogos con la maldad del hombre bueno |
Por otra parte, en Diálogos con la maldad de un hombre bueno
(Inferno, 2014) se exprime el jugo que da una piedra, que está muerta y que se
mueve por nosotros. ¿No es eso la poesía? Sin querer desviarnos demasiado de
esta pregunta, destacamos de estos Diálogos…
la prosa del poema «Eludir» (12-14), perteneciente al libro Enroque de flanco indistinto (2006) −poemario sobre ajedrez, que le llevó a jugar contra Garry Kasparov en «La Gran
Fiesta Internacional del Ajedrez 2010»−. Estas celdas, que ya trazó Homero Aridjis en Ajedrez (1969), ofrecen una nueva
realidad a quien lee o escucha «animales seniles custodian/ pergaminos pentagramas/
de coyunturas hechas de cartílagos» (7). «El juego es la mentira más cercana a
la verdad» (11). La poesía de Pandora Tafoya es de mesa, de bar y de
noche: «no sé por qué/ lo que más amamos/ lo queremos guardar en cajas» (24).
También ocurre eso con los muertos, si lo pensamos. Pero aquí todo está muy
vivo, y lo sentimos.
Parábolas del equilibrio |
A día 3 de enero de 2015, lo
último de Tafoya es Parábolas del
equilibrio (Sikore, 2015). En estos versos la tradición íntima alcanza la
altura que la balanza justiciera le está dando a la novedad colectiva. Lo fácil
y lo difícil dicen el acento en
vocales distintas que ocupan el mismo lugar y se inclinan iniciando un giro.
Las interpretaciones son tantas como lecturas merecen estos textos breves y,
por ello, buenos. El «Padre nuestro» tiene en «Sexo misterio» una nueva versión;
más poética, es decir, más versátil: «Ruega por nosotros/ Divina de velas
perpetua/ pudenda hirviendo en plegarias/ inerte y marchita/ te consumes» (18).
«Las tres gracias» de Rubens son cruzadas por el poema «Extrañas flores de la
muerte» centrado en una caja ¿de texto?:
Pero
hay quien del puro susto muere en sencilla confusión por el cosquilleante
escalofrío del cuerpo. Esta muerte traviesa es por la que culpan a la araña,
a ese siniestro nudo de cabellos que suponen due-ño de las Ideas más
descabelladas (y sólo es culpable de existir) de ingenuamente dar su lento
paseo por cualquier espalda con delgadas piernas femeninas, encarnadas en negras
y largas pestañas (41).
|
Las
imágenes se reflejan en la realidad y en su contrario, esquivando las «largas
pestañas» que nos guían como el telón que se abre, y se cierra. Armando Alanís Pulido presenta la obra de la mexicana advirtiendo que «Adriana cambia (o
invierte) las voces por los colores y en el corazón de la noche (o del día) es
la portadora de un mensaje que nos dicta al oído» (6). Al escucharla sentimos
la fuerza de coger lo inasible.
Adriana Tafoya es poeta y editora, destacando en la mayoría de
antologías. Círculo de Poesía presenta alguno de sus poemas. Coordinó una muestra
poética por editoriales en 40 Barcos de
Guerra (2009) y, entre otras muchas más cosas, es la organizadora del
Torneo de Poesía «Adversario en el Cuadrilátero» con su editorial
VersodestierrO. Su descaro ilumina temas y semas.
En el Torneo de Poesía, junto al Palacio de Bellas Artes |
Este nuevo año se antoja vital para
la poesía mexicana, tanto por los textos de Adriana Tafoya como por las
actividades que organiza alrededor de este género degenerado.
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