Enrique González Rojo Arthur
Trincheras
(VersodestierrO, 2013) es el reciente poemario de Enrique González Rojo Arthur
(Ciudad de México, 1928). Ambos, texto y autor, muestran la importancia que
tienen la filosofía, el arte poética, el compromiso y el erotismo en nuestra
sociedad.
A continuación apuntaremos algunas
notas del libro que publica uno de los grandes poetas en una de las editoriales
que más trabaja por la poesía, ambos independientes y vivos.
El 31 de julio de 2014 el autor y
otros poetas presentaron Trincheras
en el Museo de la Ciudad de México. Hortensia Carrasco publicó su lectura en La Otra,
destacando que «este poeta es uno de los pocos vivos cuya ideología socialista
se mantiene firme y que es representante de una de las últimas corrientes
literarias en México denominada poeticismo». Por otro lado, para Cyntia Pech,
«lo que importa son las palabras que de estas Trincheras seguirán resonando en el eco del poeta sin nombre».
Fabiola Palapas recogió en la Jornada de la UNAM las emociones y las ideas que se compartieron en este acto: «Para Leyva, la
inconformidad y rebeldía caracterizan al autor de Trincheras, pues
mantiene esta mirada ambiciosa de construir un discurso totalitario, no en el
sentido político, sino en el lírico».
Trincheras
está formado por seis poemas. Cada uno reúne un rasgo de la poética de Rojo, ejemplo de la dimensión social en la poesía mexicana contemporánea. Social por atender los temas que nos separan. Contemporánea porque sigue leyéndose.
«Consejos a mi pluma» recuerda los
referentes literarios del poeta mexicano, muchos de ellos chilenos. Es una
declaración de intenciones, en contra de la estridencia:
«temo, repudio,/ el “mucho ruido y pocas nueces”/ de lo panfletario» (7). Quien escribe le habla a
quien lee, que son el mismo, y le avisa de sus principios poético-vitales.
«Nuevos consejos a mi pluma» hace
hincapié de nuevo en el contacto que debe de existir entre poeta y sociedad.
Establece las bases de este viaje:
Te llevaré, carajo, para que estés en contacto
con
la gente,
para que sepas del calvario,
el vía crucis,
la crucifixión
de todo humilde miembro
de la especie (16).
«Un afán» critica abiertamente los
vicios del ser humano, la más peligrosa de las bestias. El ritmo y las imágenes
concretas mantienen la denuncia de la avaricia y los intereses creados y
creídos.
«Bajar de la torre» es un canto a la
horizontalidad, tan amenazada en México. Rojo prefiere el barro al marfil, lo
claro a lo oscuro, el sudor a la sangre. Su abuelo le torció el cuello al
cisne, él logra «torcerle el brazo al tiempo» (50).
«Demiurgo del caos» es un ensayo de
sus memorias. Un epitafio, una promesa ya cumplida:
Sabedlo, pues: cuando llegue el reloj
(con puntualidad de destino)
a robarme la vida a mano armada,
me encontrará atareado,
haciendo una trinchera de mi lecho, (80).
«Apuntes para la biografía de mi
musa o mi humilde aportación al Bicentenario», concluye con los temas y los
problemas que ha ido tratando, incansable y preciso. Su pensamiento y su
expresión comulgan en un aforismo humorístico, filosófico, vital, crítico y
metapoético (como Rojo): «La retórica es un callejón sin salida/ y demasiada entrada»
(85).
Recientemente, Enrique González Rojo
Arthur fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), donde es profesor. Su discurso es ya un poema de aliento
(¿largo? lo dirán quienes lo escuchen).
En su web está disponible su obra: http://www.enriquegonzalezrojo.com/
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