Abigael Bohórquez (Caborca, Sonora,
1936 – Hermosillo, Sonora, 1995) es uno de los poetas mexicanos menos
estudiados y más reivindicados. Sus libros Navegación
en Yoremito (1993) y Poesía en prenda
(2010) están disponibles en el Archivo de Poesía Mexa (1940-2016).
En los últimos años han surgido
algunos estudios sobre Bohórquez, además de los enfervorizados comentarios del público que
asiste a los eventos de poesía. Tierra Adentro
le dedicó un monográfico; Gerardo Bustamante Bermúdez, un artículo en Confabulario; Círculo de Poesía,
una generosa muestra; y El perro verde
recogió algunos de sus poemas.
Navegación en Yoremito recibió el Premio de Poesía Clemencia Isaura en
1993. Ha tenido varias ediciones (en 1995 o 2001) hasta la coedición de la
Universidad Autónoma de Nuevo León y Mantis Editores en 2012, que es la que
manejamos a continuación para comentar brevemente algunos aspectos de su
poética. Uno de los rasgos más llamativos es el léxico. El mexicano logra
expresar el amor, a veces mediante el humor, imitando con maestría los
perfectos alejandrinos que en hemistiquios conforman el poema «Aquí se dice de
cómo según natura algunos hombres han compaña amorosa con otros hombres»:
De amor echele un oxo, fablel’e y allegueme;
non cabules —me
dixo—, non faguete fornicio;
darete lecho, dixe, ganarás tu pitanza.
La noche apenas ala, de cras en cras cuerveaba
sus mozos allegándose a buscar la mesnada.
[...] (13)
También domina
el endecasílabo, la anáfora y el hipérbaton. Sin embargo, casi no recurre a la
rima para lograr un ritmo y un estilo muy personal; de ahí, quizá, su injusta
marginación. El erotismo y la homosexualidad son temas que parten de las formas
del Romancero o de San Juan de la Cruz. Dichos textos reaparecerán en la
selección de Poesía en prenda. El
poema que da título al poemario Navegación
en Yoremito (cfr. 28-29) describe un paisaje, entendemos, imaginario e
inspirado por la pasión correspondida de su compañero Yoremito. Bohórquez
coincide con algunos recursos (la sintaxis) de Gabriel Zaid y con imágenes (corporales)
de Enrique González Rojo Arthur. Las referencias a «Cielito lindo» o al propio
Monsiváis enriquecen el diálogo cultural y los guiños.
Este mismo libro cuenta con «Las
canciones por Alexis −sobre la égloga segunda de Virgilio», editada por Pájaro
Cascabel en 1969. Los siete poemas en números romanos son más breves, con versos
también cortos, a veces con rima asonante y sangría que desplazan un monólogo
dramático también sustentado por el erotismo, en este caso individual tras la
separación del amado. Los juegos de palabras enriquecen el verbo sapiencial y
sensitivo: «Entonces sé tu corazón./ Pero tú el mío» (51). La sinestesia «−y solo
edad de sal y sol sediento−» (57) cubre el final trágico de un libro cuya
última palabra es «Solo» (57): augurio, quizá, de la situación del poeta
Bohórquez en la poesía mexicana contemporánea.
Poesía en prenda tuvo su
edición bilingüe español-francés en 2010; español-inglés en 2011 y, la que
trabajamos (Poesia em penhor),
español-portugués en 2013; con selección (de 25 poemas) de Claudia Barreda
Gaxiola y traducción de Paulo Ferraz. Paradójicamente, aparece primero la
versión en portugués. Estamos, pues, ante un poeta leído fuera de México; donde
no tiene la crítica que se podría esperar, como ocurre con Gerardo Deniz (que
rescata Fernando Fernández) u Homero Aridijs (huérfano de Paz). La infancia, la
familia, la muerte y, de nuevo, la soledad y la diferencia aparecen en una
poesía del testimonio. Así lo recuerda en «Elegía del primer ingreso» (fechado
en 1960): «Y crecí en los rincones/ tirándole pedradas al hastío,/ con la
lengua amarrada» (15). A diferencia de los que veíamos con anterioridad, son textos
menos breves y sin los explícitos homenajes al castellano antiguo, con una
experimentación más de fondo que de forma. El sonorense medita el oficio
poético en la noche insomne. En una segunda etapa la seguridad vital y poética
le gana la partida al decaimiento, tal como muestra la serie de sonetos «Saudade»
o en el poema que cierra Poesía en prenda,
«Envío» (161), de 1978. Las versiones en portugués respetan con maestría los
endecasílabos y la rima. La enfermedad (pre)ocupa los versos, entonces, por
primera vez: «Sida./ Qué palabra tan honda/ que encoge el corazón/ y nos lo
aprieta» (123). Se advierte, al cabo, la evolución de un registro que desde los
años sesenta aludía a cuestionamientos vitales poco comunes en la sociedad y en
la literatura mexicanas. Nos referimos, según comentábamos, a la sensibilidad varonil
(no es un oxímoron) en un contexto, todavía, machista.
Me gustaría cerrar con el final de
las palabras que Ricardo Castillo le dedica a Bohórquez en Periódico de Poesía a raíz de Poesía en prenda:
Bienvenidas las inventivas formas de acometer la
escritura del poema, saludo a los refuerzos sudamericanos que trajiste con
acierto a la canción mexicana. Huidobro, Vallejo, Girondo. Bienvenida tu
gambeta y su léxico de avispa y mosca de todo tiempo y toda parte, bienvenido
en fin tu corazón bien calzado, arcaico, diestro y malabar. Fresco vodka tonic
es tu canción. O como también hubieras querido, tremebunda virilidad en
aquestos belfos bellos.
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