¿Se nombra el cauce vacío
o el nacimiento del agua?
Javier
Peñalosa M.
Javier Peñalosa M. (Ciudad de México, 1981) forma parte del archivo de Poesía Mexa con su libro Los que regresan (Antílope, 2016): una historia del agua que hubo en
la ciudad de México y de quienes ahora vuelven a desecarla aún más si cabe.
El guionista y autor de libros para
niños recibió por esta obra el Premio de Poesía «Joaquín Xirau Icaza», con un jurado compuesto por Elsa
Cross, Adolfo Castañón y Juan Villoro. La serie de poemas breves, sin título y
en verso libre va con un agradecimiento a poetas como Robin Myers, Alejandro Albarrán o Mara Pastor. Entre ellos se establece un discurso que envuelve al género
y al país que nos ocupan.
La cita de Manuel Pereira con la que
se abre el libro introduce la idea del cauce del río que sin agua sirve de
senda, rambla y rúa. Como vimos la semana anterior, el poema se sirve de la
narración para contar una historia que bebe tanto de lo real como de lo
ficticio, tanto de lo original como de la tradición literaria que conforma la
identidad de quienes regresan a un lugar que no dejó de ser el suyo.
La sintaxis de Peñalosa conecta
ideas sempiternas y las acerca al habla con un lenguaje que fluye. Circula y traza
un mapa de su historia, que es la de buena parte de la madurez de la joven
poesía mexicana: «Esa misma tarde estuvimos dando vueltas alrededor / de un
mismo punto. Orbitábamos por la gravedad de los / hechos. Girar era nuestra
manera de ir» (27). La deixis temporal, el plural mayestático o el natural
quiebre del verso dan contemporaneidad al paso del tiempo en distintos espacios
que vertebra México.
La desaparición de lo físico en el
primero de los cuatro elementales produce una borradura,
una cicatriz geográfica que, allende la frontera que supone el cliché, establece
un canal, un camino. Ahora bien, el paisaje también afecta al paisanaje, a la
sociudad, a la dimensión cívica, a la violencia: «Y una tarde desapareció Raúl.
Sus tumbos / y sus flores. / Desaparecieron o cambiaron de lugar» (28).
Y una vez más son puntuales las
rutas entomológicas en el ir y venir con las mismas cargas solidarias: «Sabía
leer los pájaros y el recorrido de las hormigas. / Para nosotros eran
importantes las correspondencias / entre arriba y abajo» (31); entre el cielo y
la tierra. El poema como isla de José Emilio Pacheco a Homero Aridjis a Coral Bracho a Esther M. García.
Peñalosa
construye con ingenio nuevas expresiones sobre lugares comunes. Poesía Mexa y
la editorial Antílope nos permiten ahora leer una obra que por partes viene en
las revistas Letras Libres,
Oculta Lit o Cruce.
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