Aurora Reyes (1908-1985) logra
en Espiral en retorno ([1981] 2018) la unidad y la recuperación prehispánica sobre el
concepto de patria que señala Israel Ramírez en el estudio introductorio de esta segunda serie del
Archivo Negro de Poesía Mexicana de Malpaís ediciones con la colaboración del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea.
La
chihuahuense llegó pronto a la capital del país, pero apenas se reconoce su
obra, su nexo con la tradición de la poesía mexicana y su capacidad para
desarrollar los metros clásicos hasta dar con canciones para el público de más
corta edad. Todo ello sin abandonar los dos rasgos principales que desarrolla
Israel Ramírez en el ordenado análisis del prólogo: la unidad como hilo conductor
y el mito en la obra de Aurora Reyes. Entendemos entonces que con justicia ocupa
ya el «cetro» que comparte con el apellido de Alfonso o Jaime.
Quienes
tengan interés en el estudio de la novela de la revolución encuentran en Espiral
en retorno un caso particular de expresar el conflicto y construir la
identidad desde la poesía, tal como veíamos con el coahuilense Joel Plata en La división y otros muertos. Para Ramírez: «Poco a poco se da la
emergencia de un perfil donde la Patria es la lucha revolucionaria, con sus actores
y sus gustos, con su vida cotidiana y sus héroes; Patria criolla, mestiza»
(34). Está en proceso el nuevo concepto de patria sobre el que también diserta Alejandro Higashi.
Israel
Ramírez, especialista en Ramón López Velarde, halla una influencia del jerezano
en Aurora Reyes y su poema «Epístola a Fuensanta». Es la Suave Patria,
raigambre de los poemas que, en seis secciones, configuran esta reedición de
Malpaís varias décadas después. Es, pese a la distancia temporal, una
continuidad de la dimensión cívica que, como vemos a propósito de Quirarte,
parece caracterizar a buena parte de la lírica del país tomando la estafeta de
lo que tradicionalmente entendemos como poesía social. El compromiso no
desmerece la estética, investigada por Jorge Aguilera y, de nuevo, con Ramírez: «el aspecto cívico es el eje que da
unidad, pero donde la carga social está en equilibrio con los demás elementos
estilísticos y poéticos» (39).
En
suma, las conclusiones del citado estudio introductorio recogen con precisión
los términos que dan pie a la estructura circular que enseguida advertiremos en
los propios poemas de Reyes: «La Revolución es lucha por la tierra. La Patria
es la Tierra. La Revolución es la conquista de la Patria en la concepción
poética de nuestra autora» (45). El silogismo aclara la particular poética de Espiral
en retorno.
Las
seis secciones de este ciclo que renace para morir, y viceversa («Recogiendo
mis pasos», «Viajes al sueño», «Acuarelas de cuna», «Frutos en órbita», «Tierra
amarga» y «Retorno al olvido»), parten de la palabra que la semana pasada
destacamos con Alaíde Foppa. También está en Reyes la influencia italiana de cuartetos que
parecen dirigirse a un soneto que acaba en canción: ritmo, imágenes, sinestesias.
Son siete y once sílabas, pongamos por caso, la «Recóndita espiral»: «Aérea faz
de roca construida, / suspendida en la noche de la infancia. / Recuerdas
idolátricos perfiles / de inarmónica danza» (58). La rima llega a ser consonante
pero siempre natural. Los tonos no se fuerzan sino que responden a la fluida expresión del verbo, omnipresente en el trazo de la elipse que no omite lo
sustancial: la raíz que se curva para abrazar la tierra.
Quien
comenzó siendo pintora le dedica el poema «A ti, marimba» (61-63) al creador
del poemuralismo, Roberto López Moreno,
que acaba de reseñar, a tenor de Lengüerío
(2018), Daniel Téllez en el Golem. En este sentido va la investigación de Carmen Alemany en el II Congreso Internacional sobre Poéticas a propósito de Leticia Luna. El poema visual y
la recuperación precolombina giran en torno a la estructura plástica que combina
los símbolos lorquianos con la sonoridad para infantes de Gloria Fuertes y la
preocupación por el tiempo de José Emilio Pacheco.
Elipsis,
exploración, infancia, condensación de los elementos naturales, canto empírico
a la tierra y tránsito de los rites de passage de Arnold van Gennep:
separación, iniciación y retorno. Sirva de muestra el poema que abre la cuarta
parte, «Frutos en órbita», titulado «Llanto a la tierra»:
Este
llovido barro palpitante
prolongado
en amor,
ardido
en voces de luz y de tiniebla,
cruzado
de corrientes y de alas,
de
arterias y de brazos
y
de trémulas nubes subterráneas.
Callado
barro nacido de tu vientre
en
jubiloso brote de esperanza.
[…]
(113)
La clara metáfora que irriga y mancha en
el sentido nerudiano toma el pulso y gana. Se invierten las fuerzas de la
gravedad contra el vértigo del horizonte. Se configura un presente. Se funda un
Estado, también en el primer poema de «Tierra amarga». Así arranca «Astro en
camino»:
Patria es la Tierra.
Morelos
I
Madre
Revolución, te estoy mirando
desde
mi pequeñez de pueblo triste.
¡Colosal
estatura estremecida
que
contiene a la Patria y la define!
Eres
perfil de códice y milagro,
consistencia
de roca y de ternura,
contorno
de violencia detenida,
confirmación
del rostro de Coatlicue.
En
torno de tu frente de azules coronada
giran
águilas libres.
Una
serpiente pectoral circunda
tu
garganta inasible.
El
corazón, recinto veloz de colibríes (137).
Leamos a Reyes para entender la base que
nos soporta como arte y nación. Además de este libro, podemos llevar a cabo una
aproximación elíptica que se abre con Araceli Zúñiga en Escáner cultural o Mirada Malva, Karla Lili Marrufo Huchim en «El arquetipo de la gran madre en espiral en retorno de Aurora Reyes» o el Material de lectura que selecciona e introduce para la UNAM el también poeta Roberto López Moreno, tan necesario, igualmente, para el Archivo Negro de Poesía
Mexicana.
la poesía de la poetisa es magnífica, eso es lo que vale,no los comentarios redundantes
ResponderBorrarGracias por el comentario.
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