domingo, 3 de noviembre de 2019

Pierre Herrera


Imagen de Máspormás
necesitamos menos subjetividad y más sujeto en los libros
(2017b: 57%)

Pierre Herrera (Morelia, Michoacán, 1988) forma parte del archivo de Poesía Mexa con tres de sus últimos libros: Objetos no identificados (Centro de Cultura Digital, 2017), Dafen: dientes falsos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2017) y Pero quién es el soñador. Sueños (Centro de Cultura Postdigital Jaime Maussan, 2018). A continuación trazamos una lectura en torno a lo digital.

Dafen: dientes falsos (2017a) viene etiquetado como ensayo en la editorial que ofrece libros a bajo precio en buena parte de la República. El editor de Broken English tacha los derechos que se reservan en la página de créditos y nos ofrece las divagaciones de quien se sienta en el dentista, quizá en la previa de un implante, y narra las vicisitudes de las copias en el arte y del valor de tales «productos» a partir de Los girasoles de quien enloqueció en Arlés y perdió una oreja. Para más inri, en esta hibridez de los géneros y la realidad, el texto viene centrado, cual verso que cae. También viene obliterado «Su pasado» (15) y «Original o copia» (56); este último antes de (copio y pego de nuevo) «Original o copia» (56), y de «Me fugaré y robaré el cuadro» (106), pues actualiza la copia del original de la copia. El resultado es un repaso de la historia de la copia hasta dar con Dafen, una ciudad suburbial de China, de donde posiblemente vengan los dientes a los que, como Margo Glantz, se refiere Pierre Herrera entre épocas, lo banal y la filosofía; entre la muerte del autor de Barthes, los demasiados libros de Zaid y los Replicantes de Blade Runner. Y cómo digerir todo esto con una boca que no es la nuestra. Pienso en la sonrisa que ya incluye Instagram y en la exposición virtual de Van Gogh en México: «El primer libro protegido por los derechos de autor: / Drácula (1897) de Bram Stoker» (42). En México las versiones y las diversiones de Paz y Pacheco dan ahora con una posibilidad no exenta de ironía: China creará la poesía mexicana contemporánea.

Objetos no identificados (2017b) solo puede leerse en formato digital. En esta ocasión la prosa convive con los diálogos y numerosas notas al pie de página que explican que es eso que vuela, vemos y no acertamos a definir. Relacionado con la copia que tanto atrae al poeta y teórico mexicano, este texto ofrece una nueva lectura de la borradura o tachadura ya comentada, pues la imagen en movimiento, como GIF que tanto incluye en su editorial (pensamos en Isabel Zapata) ofrece varias lecturas en un mismo plano. Es un paso más para la ontología y la hermenéutica:




            Todavía hay espacio para la crítica y la denuncia, la dimensión cívica que cultiva el michoacano a propósito de la violencia, los cuerpos, el desollamiento y la censura que velan la realidad. Las preguntas retóricas, las cuestiones de género en la literatura, la problemática de las fronteras ante la aporofobia y el resurgir de los fascismos, en este mundo que se acaba, aterrizan las ideas en dicho poema-ensayo que tan genuinamente (sin desatender las lecturas clásicas) cultiva Herrera (en ejemplos que continúan con Chile y Gonzalo Millán al 71% de la lectura o con la visión del público al 85%). Son múltiples las formas de lectura que permite tal obra. Quien mira al cielo y ve algo raro empieza a creer y, seguidamente, a desmerecer la atención por formar parte de una rutina, de un suceso que deja de ser imprevisto, aislado. Es la différance, por Derrida; es la página, el observatorio, que describe Juan Pablo Anaya en el Postfacio (96%).
Pero quién es el soñador. Sueños (2018) abarca, como se explicita, «cuatro meses de sueños en forma de diario» (7), desde enero a abril de 2018 (el libro se publicó en diciembre). Como hará un año después Juan José Millás en La vida a ratos, cada microrrelato es un día de la semana; cada mes, una estructura que integra a la anterior; y, así, sucesivamente, hasta dar con el poema-ensayo como conjunto que engloba todas las demás bases narrativas como diálogos, de nuevo con la tradición, o monólogos del subconsciente y la vigilia. Como en Millás, no todos los días dan para escribir algo. La selección igualmente parte del recuerdo y casi cabe en un tuit (más ahora que llega a los 280 caracteres). Decimos esto pensando en Yo también me acuerdo, de Margo Glantz. Este es un ejemplo que parodia y profundiza en la digitalización de lo onírico:

 Lo inquietante de Herrera tiene algo de Monterroso: todos los enunciados arrancan con «Soñé» y remiten a ese despertar y la evolución de las especies, de la teoría literaria, de lo fundado. El pretérito perfecto, como sabemos, indica que la acción está acabada. Al sospechar que el autor escribía como sujeto poético, intuimos y esperamos que la acción, la estética y la digresión continuarán. Es el legado de autores de la talla de Parra, según veíamos la semana pasada. Estamos ante antipoemas. El humor y la crítica se dan la mano y el codo: «Soñé que después de caminar llegaba a los restos de una fiesta infantil; el único niño que quedaba me decía: “Parra ha muerto”» (19). El último sueño es contrario a los meacuerdos de la mexicana citada anteriormente; y es lo que nos suele ocurrir: «Soñé algo pero no lo recuerdo» (39).
El colaborador en Tierra Adentro traza en su poética una serie de líneas que permite entender la lucidez del lenguaje frente a la aparente banalidad, así como sus relaciones con la intachable tradición literaria que conforman tan rica nómina de poetas jóvenes. Además, podemos decir que estamos ante una escritura del margen, que glosa la memoria y demás disciplinas artísticas para complementar la tradición y evidenciar la herencia y la renovación en el mismo texto, poema o ensayo mediante escrituras al pie de página (tal como lo hará próximamente Esther M. García y su libro La destrucción del padre).



Herrera funciona entonces como hilo conductor de la poesía experimental que en torno a la edición y el ensayo sigue y amplía la directriz de Agustín Fernández Mallo, Cristina Rivera Garza, Eugenio Tisselli, Sara Uribe u Horacio Warpola. Además de su publicación en formato libre, el trabajo de Poesía Mexa, una vez más, permite la lectura y la difusión de un poeta que ya conviene recordar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario