domingo, 1 de agosto de 2021

Emmanuel Vizcaya

 

Emmanuel Vizcaya (Ciudad de México, 1989) enriquece el archivo de Poesía Mexa con dos de sus obras recientes: Sphera Prisma (Poesía Mexa, [2016] 2020) y Los Zentros (Autopublicación en Instagram, 2019); apuestas experimentales por enriquecer las líneas poéticas más recientes.




            Como veíamos con Daniel Medina, Poesía Mexa se encarga de editar parte de la obra del autor que nos ocupa. El subtítulo de Sphera Prisma, brevísima antología personal 2010-2020, da cuenta, como Daniel Téllez en este año 2021, de la, en su caso, primera década de escritura.

Reúnen estas páginas una selección de textos escritos entre 2010 y 2020. Incluye material de NEO/GN/SYS (Proyecto Literal / Mantarraya Ediciones, 2014), Aerovitrales (Cuadrivio Ediciones, 2015), Los Zentros (Instagram, 2019) y Cielo de Radares (Herring Publishers, 2020), así como textos inéditos o que aparecieron en recónditas publicaciones. Se combinan, pues, géneros que van de la lírica al cuento.

Si con Xhevdet Bajraj o Julián Herbert pensamos en la poesía distópica, apenas cultivada en México, la ciencia ficción que trabaja Vizcaya presagia acontecimientos futuros (al momento de la escritura) que ya se están dando cita, salvando las distancias con personajes fantásticos que protagonizan los textos narrativos de Sphera Prisma. Ejemplo de ello será «Pais(aje)» (29), con tintes de la pachequiana «Alta traición» que estudia Ignacio Ruiz-Pérez en América sin Nombre; así como «The Shooter», cuyo final es este: «Y este país es México / y México es el agujero pero de un tiro de gracia» (30).

Formalmente, sorprende, de los primeros textos el guion bajo que acompaña al final de cada verso, línea centrada o justificada a diferentes márgenes que recuerda a la escritura de los primeros procesadores de texto. Simulando un aparato de reciente creación que permite una novedosa manera de comunicar, la trilogía mencionada, de 2014, sigue vigente, por ejemplo, al inicio del poema «kráter»:

 

no soy mi nave_

tengo algo que parece una herida_

un impacto en las profundidades de los poros_

coros

desbordándose en el aire como un virus_

en la noche del espíritu

el silencio se abre a la mitad

y los trozos que se elevan dejan marcas imborrables_ (8)

 

El sujeto poético simula un viaje interestelar y se vale de un símil que bien podría dar que hablar ahora mismo con la literatura y los estudios al respecto que motiva la pandemia. Disquisiciones sobre actos aparentemente nimios que envuelven una agenda o una fruta despliegan las aristas de la cotidianeidad a ojos del ritmo del que, también en prosa, es garante el personaje dibujado por el poeta mexicano que hereda las instrucciones de Jorge Ibargüengoitia o de Luis Humberto Crosthwaite y la variante de expresiones populares que vimos con Maricela Guerrero.

            Entre los textos inéditos o dispersos, llama la atención el uso que se le sigue dando a la paranomasia oweniana que aprovecha el seseo y su ironía habitual: «A las parejas se les recuesta desnudas sobre una especie de hamaca de hierro donde se abrazan y abrasan; incluso hay quien decide tener ahí su último encuentro sexual» (25).





            Si con Horacio Warpola vimos el primer libro de poesía para Instagram Stories, Carcass, ese mismo año se publica también Los Zentros. Al propio Warpola se refiere Vizcaya cuando meses después adapta su obra al formato de la famosa red social.

            El autor del cuaderno de sueños Cielo de Radares (2020) ‒en la línea de Homero Aridjis, Manuel Iris, Pierre Herrera o Diana Garza Islas‒, ofrece una particular visión de la existencia en Los Zentros, ya presente en buena medida al final de Sphera Prisma.

            Javier Moro lo entrevista al respecto en Jernónimo Mx. Destaca el modo en que el autor ajusta su trabajo a la red:

 

Instagram te presenta filas de tres imágenes, tanto en el celular como en la compu, entonces a partir del recurso de ese mosaico fue mi base, pero esto al mismo tiempo me obligó a hacer el cambio más considerable de todo el proceso, porque en un inicio el libro estaba conformado por 30 poemas, pero para que se ajustará a este mosaico de tres por tres, tuve que recortar un poema de cada una de las secciones en las que está dividido el libro, para que cada una de estas secciones tenga en total nueve poemas. De esta manera cada sección tiene nueve poemas y me da un cuadrado perfecto, y ese fue uno de los cambios más considerables, tuve que recortar tres textos para que se ensamblara perfectamente, el epígrafe queda flotando al centro, y después hay espacios en blanco, porque también me gusta jugar con la idea de que los vacíos son significativos. Las partes que dividen cada una de las secciones tienen pequeños vídeos, que representan cada una de las secciones, son videos en los que los elementos están girando, lo cual es un elemento totalmente visual, para que se vea bien, que tenga una estética.

 

De atrás hacia adelante, pues, advertimos la música de Nosaj Thing en la pantalla que centra la imagen de lo que podríamos mencionar cubierta. Cabe insistir en que Vizcaya utiliza Instagram para la autopublicación de un libro de poesía previo mientras que de manera consciente Warpola lo vuelca directamente en dicho canal. Si Carcass funciona de manera dinámica en la burbuja homónima de Instagram, Los Zentros puede también leerse desde la opción de Stories, pero al cabo la obra se halla en publicaciones que forman el mosaico; de ahí la importancia cronológica y medida de la que hablaba el autor en la entrevista de Moro.

            Veamos una muestra de cómo queda a efectos visuales, con el epígrafe de Gerardo Arana:

 

 


 

Y, ahora, una captura del poema «Mapas»:

 

 


 

            Sigamos completando los huecos entre poema y poema, con la lectura. Pueden hacerlo en Periódico de Poesía, así como seguirlo en su página web o en su perfil de Instagram.




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