Vámonos de pinta (Secretaría de Cultura y
Turismo-CEAPE / FOEM, 2021), de Gabriela Peyron (Ciudad de México, 1955), con ilustraciones de Eligio Ortiz Santana,
presenta una serie de rasgos particularmente interesantes para llevar al aula
de Primaria. Los animales o insectos (como las omnipresentes hormigas) nos
mueven, mediante la lectura, a emociones como la que vimos la semana pasada.
Por este libro Gabriela
Peyron obtuvo la mención honorífica en la categoría de literatura infantil (en
el género de poesía) en el Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés
de la Cruz” (2015); cuyo jurado integraron Flor Cecilia Reyes, Andrés Acosta y Elman Trevizo.
Mediante pares de versos con rimas
cercanas, se parte de la identidad del nombre. Como ya hemos dicho en alguna
ocasión a propósito de otras referencias de la LIJ, escribir y, por tanto, leer
nuestro nombre nos ampara ante el mundo. Nos da pie y, en esta ocasión, la
seguridad para empezar una aventura, pintar, colorear, dejar nuestra marca.
Seguidamente, se pasa por las partes
del cuerpo que igualmente son relevantes para llevar a cabo cualquier
actividad. De lo físico se pasa a lo mental, en un gozoso ejercicio de
conocimiento del ser y del entorno, en el marco siempre de los ODS.
Ahora bien, de la treintena de
poemas destacan dos distintos a cualquier temática habitual, cotidiana. Uno
tiene que ver con la muerte, con las fotografías del día de muertos, con las
ofrendas, el altar, el recuerdo y la impertinente pregunta: ¿adónde van? (p. 17).
Otro que se liga con El berrinche de Moctezuma. Dice así:
El verso libre
sirve para expresar las emociones, que en ocasiones no responden a una causa
concreta. Esta posibilidad se abre para mostrar cómo nos sentimos, ya sea mediante
texto o mediante imagen.
Lo
mismo sucede con el tan trabajado haiku, por ejemplo, de Luna del alba. Sobre ese mismo motivo y otros ligados a la idiosincrasia
mexicana, cual adivinanza, se encaja en este caso, en cinco, siete y cinco
sílabas: “Pasas callada. / Eres barco fantasma / en la neblina” (p. 52). En
cualquier caso, vámonos de pinta. Aunque no sea en el aula, leamos. Pintemos, como manchas de la vaca, global, en el mundo, mudo, aquello que nos tacha el humor.
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