domingo, 9 de abril de 2023

Luna del alba


En el marco de la Red 5746 “REA (Recursos Educativos Abiertos) para la ampliación del canon de lecturas en español en el aula de Primaria”, en las próximas semanas revisaré las obras de LIJ (Literatura Infantil y Juvenil) que facilita el FOEM (Fondo Editorial del Estado de México) en su sección “Lectores niños y jóvenes”. Concretamente, siguiendo el tema de este blog, me centraré en poesía.





            En primer lugar, destaca Luna del alba (FOEM, 2021), de Elías Dávila Silva (San Pedro Totoltepec, Toluca, Estado de México, 1966), con ilustraciones de Rogelio González Pérez. Se trata de una serie de haikus que podemos trabajar en los primeros cursos de Primaria por varios motivos: por supuesto, la brevedad, la precisión y el estímulo que supone tanto por la comprensión como por el ánimo que despierta como ejercicio de escritura creativa, si seguimos la Gramática de la fantasía de Gianni Rodari.

            Junto a los anteriores rasgos, generales, resulta particular el ejercicio de Dávila y González por ofrecer una lectura de la mano de la imagen, para estudiantes que fortalecen la lectoescritura y la alfabetización multimodal con la lectura en pantalla. Así arranca Luna del alba (p. 9):

 

 


 

El propio título, entonces, ya es un verso de cinco sílabas, cercano a la famosa composición de origen japonés que es posible llevar al aula con tales ejemplos ‒y, si hiciera falta, con el didáctico libro de la también poeta Elena Medel, Todo lo que hay que saber sobre poesía (2018). Al pórtico, “Luna del alba”, le sigue un verso de siete sílabas (también en arte menor) y otro, el tercero y último, de cinco nuevamente.

            Además de la brevedad de la archiconocida estructura, el contenido se despliega respetando, en primer lugar, la descripción, cual metáfora, cercana esta vez al oxímoron, que supone la unión del astro con la salida del sol. Alba, por otro lado, de tradición medieval si pensamos en el fin de la noche y, en la oscuridad, del encuentro de quienes se aman. Son estas algunas interpretaciones del primer verso del primer haiku; que, ojalá, nos ayuden a comprender el conjunto del poema integrado en el libro que reúne más de un centenar (120).

            La acción llega con el segundo verso, el más extenso, fácil de comprender, sin embargo, a pesar del hipérbaton (desorden sintáctico): “canta el gallo que un hombre”. Ahora bien, la desautomatización, según el formalismo ruso (ostranenie), se logra con el último verso, sacudida final para la comprensión lectora y lectoliteraria del todo, del conjunto, que imaginábamos como sensación: “lleva en el brazo”. Resulta, pues, que la imagen, que ilustra González, no es una abstracción mental sino que comienza, cual tatuaje, calcomanía, entendemos, en el cuerpo del protagonista. Este se repetirá en lo que sigue. El tono narrativo, sumado a las sensaciones propias del haiku, permite trabajar la poesía desde la narrativa, como suma de microficciones. Lo que al mismo tiempo, ya lo señalamos, genera la animación en el alumnado por la escritura, de la mano de la lectura y, por qué no, también del dibujo.

            Desde esta primera interpretación, con la lectura en el aula, en voz alta, sumada al resto de haikus, se llega a otra más lógica que es la del vocativo, título del libro, como verdadera protagonista (luna personificada) y la onomatopeya (tan habitual en estos niveles educativos) del animal que es trasladado por el ser humano (ente, a fin de cuentas, secundario en el universo trazado por estas líneas). Son diversas posibilidades las que pueden generar discentes que leen, ven e imaginan a todas luces.

 

 


 

            La naturaleza, ahora sí como impronta que tan mal deja el ser humano en el medio, en relación con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), resulta tópico necesario para reflexionar dentro y fuera del aula a propósito del impacto que generamos en el planeta mal llamado (diría José Emilio Pacheco) Tierra.

            No en todos los haikus se cumple la estructura comentada. Algunos versos reducen el número de sílabas. Tampoco son textos dirigidos únicamente a Primaria. La lectura conjunta de la obra da cuenta de una complejidad mayor que depende de quien medie en la situación de aprendizaje, de los niveles de lectura, del intertexto (según Mendoza). En cualquier caso, por lo general, desde la muestra planteada, se anima a la lectura de Luna del alba aprovechando el catálogo de FOEM como REA para la LIJ y los ODS, así como las actividades, las inferencias, los comentarios que tal ejercicio, abierto, pueda generar. Eso nos pasará a Mónica Ruiz Bañuls y Olivia Martínez Giménez de Léon, próximamente, en Innovaestic 2023.

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