sábado, 7 de noviembre de 2015

Gabriela Turner Saad

El dolor es la ruta por el encuentro
con cada segundo de dicha
Gabriela Turner Saad, Polvo de esperanza
  
Gabriela Turner Saad ya es un verso. Un octosílabo. El instante poético hilvana la natural verticalidad de sus dos últimos poemarios: Polvo de esperanza y En medio de la bruma. Escucharla es replantear nuestro alrededor, ordenarlo, concentrar en lo mínimo lo íntimo, lo máximo; como sus poemas.

Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México
(Alondra Valverde, Samuel Ronzón, Sabrina Usach, Naysha
Flores, Gabriela Turner Saad y Federico Corral Vallejo)
            Escuché a Gabriela Turner Saad en la XV Feria Internacional del libro en el Zócalo de la Ciudad de México. Allí, en la azotea del Museo de la Ciudad de México, recitó junto a otros poetas. Las gotas todavía no caían del cielo, pero su sal aderezó la realidad, ya nunca más insípida.
            Su nombre puede simbolizar la fuerza y el poder de Dios (Gabriela), el regreso a la creación desde lo pequeño (Turner) y el flujo que corre por entre la tierra, afortunada, y afortunados al leerla y al saberla (Saad); quizá por eso nació en Monclova, Coahuila, en 1962 y, además de docente, es poeta y narradora. Estudió en la UNAM y trabaja en la UAZ. Entre sus libros de poesía destacan Felices y perturbados (1990), Desde la habitación de los años (1992), Más sobre la máscara (1999), Bocanada (2001), Septenario (2001) y los que vamos a comentar brevemente: Polvo de esperanza (2013) y En medio de la bruma (2015).
Polvo de esperanza
            Polvo de esperanza (Universidad Autónoma Metropolitana, 2013) es un diálogo entre lo posible y lo inviable, pues queda claro que lo imposible no existe. En pocos versos, las imágenes se agolpan en la desembocadura encefálica como maderas a contracorriente. Las marcas de la cotidianidad tienen una historia: «Un signo descansa en las mejillas/ donde los labios marcaron/ los deleites de una taza de café/ sobre la mesa» (11). La cursiva tuerce la rectitud de nuestra visión, ampliándola, inclinándola, ajustándola a lo que realmente importa: «Tejan con hojas de granada/ las barcas de sus cuerpos,/ quiten las hojas marchitas/ y sonrían en esa inmensidad de agua/ donde encontrarán pájaros y árboles,/ serpientes y desierto, guijarros y montañas,/ y esparzan sobre las aguas el reflejo del sol/ que los orienta hacia sí mismos» (42). El viaje es un viraje. La poesía la poseía. Y una luz es un alud.
Lectura de poesía en IMACP de Puebla (de izq. a dcha.:
Javier Taboada, Armando Alonso, Gabriela Turner Saad y
Rogelio Rosado)
            En medio de la bruma (Tintanueva, 2015), obra ganadora del XVII Premio Nacional de Poesía Tintanueva 2015, logra que la mudez y la ceguera no sean sino otra forma de vida; con el mismo contenido, pero con distintos sentidos. En el poema «habitan la sal y el agua y las nubes y la mudez» (27), «sudan las rocas sus destellos» (33) «y respira en él, el escombro de las aguas» (41). La bruma permite vernos.
            Si la leemos, somos sal de su agua; si la escuchamos, formamos parte de la escena que sus gestos, sus ojos y su voz crean. Su cuerpo, al recitar o al hablar, es un pentagrama infinitamente vertical, un coladero de afluentes y vertientes que desde la memoria conforman al ser humano. El poso que destila sabe a vida. Su brevedad permite la relectura, la verdadera poesía. Uno puede tragarse una señal de tráfico mientras disfruta de su voz, de sus palabras, «en el abandono del ropaje».
            Terminamos reiterando las palabras con las que Federico Corral Vallejo prologa esta última obra: «mientras siga latiendo el milagro de la simbiosis poeta-poema-poesía [Gabriela-Turner-Saad], premios como este seguirán vivos» (8).
XV Congreso Internacional de Poesía y Poética
(de izq. a dcha.: Julio Rivas Mendoza, Ana Luisa García Gómez,
Paola Gallo y Gabriela Turner Saad)
            Estos días Gabriela participa en la 35ª Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Mojémonos. 


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