domingo, 8 de enero de 2017

Abigael Bohórquez

Abigael Bohórquez (Caborca, Sonora, 1936 – Hermosillo, Sonora, 1995) es uno de los poetas mexicanos menos estudiados y más reivindicados. Sus libros Navegación en Yoremito (1993) y Poesía en prenda (2010) están disponibles en el Archivo de Poesía Mexa (1940-2016).

            En los últimos años han surgido algunos estudios sobre Bohórquez, además de los enfervorizados comentarios del público que asiste a los eventos de poesía. Tierra Adentro le dedicó un monográfico; Gerardo Bustamante Bermúdez, un artículo en Confabulario; Círculo de Poesía, una generosa muestra; y El perro verde recogió algunos de sus poemas.
            Navegación en Yoremito recibió el Premio de Poesía Clemencia Isaura en 1993. Ha tenido varias ediciones (en 1995 o 2001) hasta la coedición de la Universidad Autónoma de Nuevo León y Mantis Editores en 2012, que es la que manejamos a continuación para comentar brevemente algunos aspectos de su poética. Uno de los rasgos más llamativos es el léxico. El mexicano logra expresar el amor, a veces mediante el humor, imitando con maestría los perfectos alejandrinos que en hemistiquios conforman el poema «Aquí se dice de cómo según natura algunos hombres han compaña amorosa con otros hombres»:

De amor echele un oxo, fablel’e y allegueme;
non cabules —me dixo—, non faguete fornicio;
darete lecho, dixe, ganarás tu pitanza.
La noche apenas ala, de cras en cras cuerveaba
sus mozos allegándose a buscar la mesnada.
[...] (13)

También domina el endecasílabo, la anáfora y el hipérbaton. Sin embargo, casi no recurre a la rima para lograr un ritmo y un estilo muy personal; de ahí, quizá, su injusta marginación. El erotismo y la homosexualidad son temas que parten de las formas del Romancero o de San Juan de la Cruz. Dichos textos reaparecerán en la selección de Poesía en prenda. El poema que da título al poemario Navegación en Yoremito (cfr. 28-29) describe un paisaje, entendemos, imaginario e inspirado por la pasión correspondida de su compañero Yoremito. Bohórquez coincide con algunos recursos (la sintaxis) de Gabriel Zaid y con imágenes (corporales) de Enrique González Rojo Arthur. Las referencias a «Cielito lindo» o al propio Monsiváis enriquecen el diálogo cultural y los guiños.
            Este mismo libro cuenta con «Las canciones por Alexis −sobre la égloga segunda de Virgilio», editada por Pájaro Cascabel en 1969. Los siete poemas en números romanos son más breves, con versos también cortos, a veces con rima asonante y sangría que desplazan un monólogo dramático también sustentado por el erotismo, en este caso individual tras la separación del amado. Los juegos de palabras enriquecen el verbo sapiencial y sensitivo: «Entonces sé tu corazón./ Pero tú el mío» (51). La sinestesia «−y solo edad de sal y sol sediento−» (57) cubre el final trágico de un libro cuya última palabra es «Solo» (57): augurio, quizá, de la situación del poeta Bohórquez en la poesía mexicana contemporánea.
            Poesía en prenda tuvo su edición bilingüe español-francés en 2010; español-inglés en 2011 y, la que trabajamos (Poesia em penhor), español-portugués en 2013; con selección (de 25 poemas) de Claudia Barreda Gaxiola y traducción de Paulo Ferraz. Paradójicamente, aparece primero la versión en portugués. Estamos, pues, ante un poeta leído fuera de México; donde no tiene la crítica que se podría esperar, como ocurre con Gerardo Deniz (que rescata Fernando Fernández) u Homero Aridijs (huérfano de Paz). La infancia, la familia, la muerte y, de nuevo, la soledad y la diferencia aparecen en una poesía del testimonio. Así lo recuerda en «Elegía del primer ingreso» (fechado en 1960): «Y crecí en los rincones/ tirándole pedradas al hastío,/ con la lengua amarrada» (15). A diferencia de los que veíamos con anterioridad, son textos menos breves y sin los explícitos homenajes al castellano antiguo, con una experimentación más de fondo que de forma. El sonorense medita el oficio poético en la noche insomne. En una segunda etapa la seguridad vital y poética le gana la partida al decaimiento, tal como muestra la serie de sonetos «Saudade» o en el poema que cierra Poesía en prenda, «Envío» (161), de 1978. Las versiones en portugués respetan con maestría los endecasílabos y la rima. La enfermedad (pre)ocupa los versos, entonces, por primera vez: «Sida./ Qué palabra tan honda/ que encoge el corazón/ y nos lo aprieta» (123). Se advierte, al cabo, la evolución de un registro que desde los años sesenta aludía a cuestionamientos vitales poco comunes en la sociedad y en la literatura mexicanas. Nos referimos, según comentábamos, a la sensibilidad varonil (no es un oxímoron) en un contexto, todavía, machista.
            Me gustaría cerrar con el final de las palabras que Ricardo Castillo le dedica a Bohórquez en Periódico de Poesía a raíz de Poesía en prenda:


Bienvenidas las inventivas formas de acometer la escritura del poema, saludo a los refuerzos sudamericanos que trajiste con acierto a la canción mexicana. Huidobro, Vallejo, Girondo. Bienvenida tu gambeta y su léxico de avispa y mosca de todo tiempo y toda parte, bienvenido en fin tu corazón bien calzado, arcaico, diestro y malabar. Fresco vodka tonic es tu canción. O como también hubieras querido, tremebunda virilidad en aquestos belfos bellos.


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