domingo, 19 de enero de 2020

Animalaria


yo no miro el agua sino desde la sed,
solo sueño el mar como espejismo.

Tal vez, si algo nos une,
sea el agua y el anhelo. (96)


No hay nada más veloz que detenerse
cuando todos corren. (97)

Adán Brand


Adán Brand (Aguascalientes, 1984) publicó su primer poemario, Animalaria (Eximia / Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura / Secretaría de Cultura / Programa de Lectura Buena Palabra / Ayuntamiento de Aguascalientes, 2018), después de más de una década de reflexión en torno al verso, su filosofía, su instinto. Por ello fue reconocido con el Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza 2019.

            Adolfo Castañón, miembro del jurado junto a Mariana Bernárdez y Juan Villoro, destaca para El Colegio de México que «El autor es un etólogo, incluso un etnólogo, de los hormigueros y las tribus y etnias urbanas de su generación» y se detiene en el «Escarabajo» (54), uno de los poemas que desarrollan el bestiario y el oficio que veíamos en las últimas semanas con Fernando Fernández y Lorena Huitrón.
            Los animales del pintor francés Charles Le Brun (1619-1690) presiden el cuidado trabajo de la editorial aguascalentense Eximia. En la contracubierta (y en el texto inicial de la parte que da nombre al libro, 46) el poeta presenta toda una declaración de intenciones con el ritmo y la pausa que lo caracterizan: «convertir el agua en símbolo / del tiempo, la rosa en entramado / ejemplo de latín, / el mundo entero en representación / de otro mundo hecho de signos. // Me he forzado aquí a hacer algo similar / con estos animales».
            En el prefacio el poeta aclara que los textos que aquí reúne fueron viendo la luz en las publicaciones que se detallan al final, en las notas aclaratorias que también aluden a ciertas intertextualidades de las que se vale Animalaria. El autor de Soy más humano cuando como vegetales (2015) puede considerarse parte de la ecocrítica; aunque esta únicamente se encuentre como tal en la segunda de las cuatro partes que estructuran la obra: «Tres piedras angulares», «Animalaria», «Agua entre manos» y «Parvulito».
            La infancia y la muerte se dan la mano al actualizar el tópico manriqueño que tanta presencia tiene en la poesía mexicana contemporánea. El ser humano, con el tiempo, deviene animal. Cual entomólogo explica los rasgos sociales a partir de la particularidad que nos une con otros seres. En tercer lugar rememora la ausencia de un ser querido (Rodrigo Saláis Madariaga, 1986-2008) a la vez que muestra la cualidad inasible de la poesía mediante una mirada filosófica desde lo cotidiano; terminando en jocosos experimentos que por intereses y prejuicios aclaran con sorna la triste situación de la lírica en el país.
            Más que el bestiario, se da el mito. Más que la primera persona, Animalaria es un trabajo colectivo, de lecturas y reescrituras. Por ello supongo que el autor tacha su nombre y las dos primeras sílabas del título para marcar la malaria: enfermedad que los insectos transmiten a los humanos ¿o es al revés?
            De manera circular, el proceso identitario, poético, se debe a la herencia que renovamos paulatinamente. «Brand», el primer poema, remite a esa búsqueda de significados, de sentidos, que trazaba Hernán Bravo Varela en su poema «(De acuerdo con Google)» (112-114), de Hasta aquí (2014). Adán Brand, por su parte, comienza segmentando letras y vocales en un estudio fonológico de la configuración humana. Sería, quizá, algo semejante a las onomatopeyas: sonidos que imitamos generalmente de animales.
            En ese sentido, el verso se pule tras años y trabajos, valiéndose de comparaciones que conforman endecasílabos y heptasílabos, cual silva sin rima; por ejemplo, en «Nigromancia», dedicado «A mi madre y mis siete hermanas» con un epígrafe de Enrique González Martínez: «Nos visitó la muerte y se ha quedado» (16). Más adelante, la religión y las ideas marcan sus límites en «Umbrales», una de las mejores series de poemas, que parte de Vladimir Holan y Christian Peña. Los encabalgamientos alcanzan las sinestesias de versos que juegan con lo clásico y con harto respeto a través del lenguaje coloquial:

No puedo hablar contigo.
Si estuvieses aquí
la arcilla de mi lengua
se endurecería de pronto
y mi cuerpo temblaría
vencido por el peso
marrón de tu mirada (26).

En la malaria animada el sujeto poético se dirige a la «Cochinilla», ese insecto hemíptero parásito de plantas que rescatamos del imaginario para cuestionar la personalidad, el comportamiento social desde lo individual; así termina el poema: «¿Cuántos vamos por ahí, muertos de miedo, / con la armadura puesta encima siempre, / siempre, / y la cabeza doblegada, por si acaso?» (49). Lo particular explica o plantea un interrogante grupal al que le sigue el simbolismo que en la historia de México tienen caracoles y demás seres, con la greguería que podemos advertir en el primer verso y en los dos últimos de «Libélula» (esa palabra que mucha gente elige por cómo suena): «Papalote atado al invisible / [...] ¿De quién serán los hilos / que nos mueven?» (51). Los grillos aparecen una vez más en este blog como pluralidad de voces que se solapan en la grilla, mental y física, podemos pensar, de poetas que acaban en la última parte, retratados en un espejo roto por el llanto, vacío, deshecho en la parte blanca que hay bajo el incisivo poema «Hielo»: «Si arde este cuerpo no hagas caso: / también tiene su peso la costumbre» (71).
            Poemas como «Poesía joven» o «Apuntes al reverso de un poemario» repiensan el género literario desde el mismo texto, a la manera de Sara Uribe y sus trabajos recientes. Estamos ante un «Collage de nuestros siglo (Performance para un Bar Kitsch)»:

El Marlboro entre el índice y el medio
Glenfiddich en las rochas (y el perico)
Levi´s 511
Bigote de Dalí-Garcés, pashmina
Oh nen@, nen@, nen@
Por qué no pones Like a Rolling Stone
En el gramófono
Mientras leemos otra vez
El monólogo interior de Molly Bloom
O vemos una cinta de Woody Allen
Mother! de Aronofsky
Oh nenx, qué bien nos sienta el siglo
Qué bien nos va ser hermeneutas
Artistas conceptuales
Poetes emergentes feministas
Apóstoles animalistas y veganos
[...]
(90)

Y la tachadura subraya más que oculta.
            Adán Brand resulta entonces un poeta sólido, es decir, seguro de lo que hace; garantía de un texto que se sotiene alrededor del agua como elemento natural básico. Agradezco haberlo conocido en Aguascalientes junto a Patricia Ortiz Lozano hace unos meses, con motivo de Una tradición frente a su espejo. Estudios críticos por los 50 años del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (2019), libro en el que el Licenciado en Letras Hispánicas por la UAA y Maestro en Lingüística Aplicada por la UNAM participa con un certero trabajo sobre su maestro Antonio Deltoro, a quien le dedica los dos últimos poemas de Animalaria. Presten atención, el hidrocálido está presente en Punto en línea o Tierra Adentro.




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