domingo, 18 de abril de 2021

Si olvidamos el resto

 

Hace unos meses se publicó la segunda edición de Una ballena es un país (Almadía, [2019] 2020) de Isabel Zapata (Ciudad de México, 1984). Las palabras de Jorge Comensal en la contracubierta nos recuerdan la cercanía de la escritora mexicana con la ecocrítica, especialmente desde su labor como ensayista. Además de un prólogo de la autora se añade un poema, «Si olvidamos el resto»; al que nos referiremos en lo que sigue.



 

 

            Con independencia de que este libro sea catalogado como poesía, estamos ante un caso (como buena parte de la poesía mexicana reciente) que va más allá de los géneros literarios. Así lo expresa la propia Zapata: «concebí Una ballena es un país como una invitación a desafiar los límites entre ficción y realidad, entre poesía y ensayo y narrativa, entre el papel que creíamos tener en el planeta y el que la crisis climática y la sexta extinción masiva nos exigen adoptar» (15).

            A la manera de Agustín Fernández Mallo (y el peso que tiene Ludwig Wittgenstein), el texto de Zapata (da igual con qué prisma se observe) puede entenderse como un poema largo en forma de ensayo. Ambos, el español y la mexicana parten de la filosofía o la ciencia (que vimos con Elisa Díaz Castelo) para ofrecer un ejemplo que comentamos a continuación.

            No recogemos el poema (al final, en las páginas 98 y 99) aunque la postura de Zapata va en sintonía con la que veíamos de Sara Uribe: a favor de la difusión de poesía, en PDF o cualquier medio que permita la lectura. «Nos sobran referencias y nos faltan lecturas», entiendo últimamente.

            ¿Qué pasaría si un poema como este que se añade en la nueva edición de Una ballena es un país entrara en el examen de oposiciones del próximo mes para docente de Lengua Castellana y Literatura? ¿Cómo podríamos acercarnos a él si lo habitual es un texto del Siglo de Oro? ¿Influye en tal ejercicio la evolución del lirismo? Hagámoslo como Pedro Serrano y Carlos López Beltrán en la antología 359 Declidados (con filtro) (2012) después de no conseguir los derechos para recoger los poemas de Roberto Bolaño e incluir en su lugar, un comentario al respecto.

            A Nadezhda Petrovna, evacuada de la ciudad de Prípiat, se debe el título del texto que nos ocupa. El epígrafe: «Era hermoso. Si olvidamos el resto, era muy hermoso» (98). A continuación, el axioma se incluye al principio, en la línea esta vez de Langdon Winner. Al no haber «necesidad de inventar nada» (98), lo extraliterario y la intertextualidad pueden ayudar a entender el oficio literario. De tal modo, estamos ante una poética, en el cierre del libro.

            En la segunda estrofa destaca la enumeración de elementos químicos, a propósito esta vez de la idea del límite, de la desconstrucción, de la violencia nuclear y del eterno retorno de Nietzsche. El uso del paréntesis permite aclarar lo dicho; he ahí un mecanismo de cohesión, habitual en el ensayo.

            Un par de líneas o versos sangran: plasman así el desplazamiento de la vida en un primer término y, ya en la tercera estrofa, el vacío de los animales (castores) que «recorren un río de peces muertos» (endecasílabo). Estamos en el punto central del texto. El clímax se afianza mediante una sintaxis clara, propia del habla (al estilo del ya mencionado Fernández Mallo); así como de una consecución de animales (lobos, golondrinas, lombrices, vacas) que describen la estancia del hecho narrado y protagonizado indirectamente por Petrovna.

            Antes del cierre del texto, un par de versos se interponen entre las primeras y las dos últimas estrofas. También tienen once sílabas: «Donde hubo ranas, amanecen piedras. / Hierven hasta los cuerpos más pequeños» (99). El daño a la naturaleza da paso a lo inerte. Pese a la historia que conocemos y que está en el candelero (por series como Chernóbil; algo similar ocurre con el pulpo en otros textos) continúa la vida. La serie de seres vivos muta debido a las sustancias perniciosas que afectan al desarrollo de las especies.

Ahora bien (otra oración copulativa, que une lo aparentemente inconexo): «Esto también es naturaleza:» (99). Nos convertimos en la ciudad. Interpela. El sujeto varía de la tercera a la segunda persona. La anáfora inicia las últimas líneas que dan paso a las subordinadas: «que la ciudad seas tú, / que tú seas el bosque, / que la luz tome todo» (99). Nuestro cuerpo resulta parte del paisaje, actualizando el poema «Keeping Things Whole» de Mark Strand: «In a field / I am the absence / of field».

            En estos momentos la página web de la editorial Almadía anuncia que el libro ya no está disponible, por lo que quizá habrá que esperar a una reimpresión o tercera edición. El miércoles a las 13 h. de México (20:00 h. peninsular española) hablaremos de lo que sucede en los últimos años con la poesía mexicana, de la mano del CeMaB y el SIPMC.





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